Muerto y en la cárcel.
Le prometen una rebaja en la condena, si acepta actuar en una obra del teatro griego. Lo único que tendría que hacer es aparecer con un ánfora, y servir el vino a los del coro.
Aunque al principio se negó, ahora se ha decidido colaborar.
Al mediodía, un hombre se aproximó a la taquillera de un cine, para ofrecerle una buena cantidad de tickets.
¿Tickets para que la taquillera los reparta?
Me doy cuenta de que todo está como sucediendo al revés, y entonces me despierto.
Quizás yo, en este blog, ya he hablado sobre la rectitud de un fondo de silencio.
Tendré que comprobar...
¿Habré ya escrito, también, sobre una ninguna mano que no quema nada?
Tres líneas crema. Dos líneas azules. Fondo gris. Un aforismo. ¿Por qué no voy hasta el blog, y verifico si he escrito sobre esto? ¿Es que estoy volviendo a decir lo que ya dije?
¿En qué haraganería estoy metido?
Lorenzo García Vega
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