-Un tren venía a toda mecha, transportando a un ejército. Pero entonces, al mirar hacia lo lejos, lo que vio fue a su difunta madre. ¿Hasta cuándo - se dijo- los seres humanos seguiremos teniendo visiones?
-Soñó, en la siesta que tuvo al mediodía después de haber visto al oculista, que le pegaba con su bastón a la que fue la novia de su juventud.
-El personaje -¿seré yo?- dando vueltas sobre sí mismo en la habitación, ascéptica, donde se ha metido.
-Dar vueltas en torno a la palabra que se ha ido.
-Gran ayuda: lo que le dijo su amigo, el poeta, era como si estuviera destinado para que él lo oyera en ese momento.
-Una vez que la noviecita estuviese dentro de la habitación, cerrarlo todo con pestillo -puertas y ventanas-, para entonces golpear a la noviecita hasta hacerla llorar. ¡Qué frustración no haber podido llevar a cabo ese deseo!
Lorenzo García Vega
No comments:
Post a Comment