¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Friday, August 6, 2010

Blog, 6 de agosto

Bueno, sí, la lluvia de erizos amarillos -¿qué significa un puntico rosado?- mientras los muertos que –es un decir- me han levantado temprano.
Gotas de agua caen, desde una cerca. Caen sobre una mata.
Está pasando, además, el camión que recoge la basura; así que oigo el pedazo de silencio -¿qué color está teniendo este pedazo de silencio?- que se oye en la Playa Albina.

Es como si, por el calor, fuera a hervir el agua que hay en el patio. “Gracias por mirar a la muñeca estrangulada”, es el título que parece que tiene la canción
100 grados de temperatura. La pared blanca, descascarada, de un motel. Calor espantoso.
¿Los moteles son hechos de la imaginación?

Superposición entonces: pie artrítico con fondo de música oscura, quizás procedente de la selva (¿estoy, acaso, pensando en Horacio Quiroga?).
Es una lejana sensación que experimenté en la infancia, pero que ahora no puedo identificar.
¿El agua hirviendo está metida dentro de una película del tiempo de la nana? Es el color blanco. El color blanco que se apodera de mí. ¿Blanco lechoso?

Rosados calcinados, que tienen que ver con una pregunta sobre la Esfinge de Tebas. ¿Relacionada con? : la pelota que brota de la raqueta de tenis, batiendo la pared de un ovni.
Pero, en estos días de calor, aumenta un silencio que es invisible?
Pero ¿ese silencio es de color lila?

O sea, lo que quizás quisiera decir es que un color sicodélico pudiera ser un medio para analizar los decibeles colocados dentro de aquel baúl –con unas medias dentro- del tiempo de las abuelas.

Pero ¿por qué digo lo que estoy diciendo? Lo digo porque me he quedado parado frente a un sonido que no acaba de ser un sonido. Un sonido que es un hombre dormido y blanco, vestido de blanco, y sobre un pavimento logrado por el anacronismo (?).
Pero, el pavimento quizás nunca existió.
Es que el pueblo de mi infancia tiene en el medio un juego de ajedrez. Un juego de ajedrez sobre el que está cayendo un chorro amarillo.

Y, en el sueño de anoche, volví a mi trabajo de bag boy en el Publix. Habían cambiado el vestuario. Y estaba la nana de mi infancia, la negra Juana Rosa, prestándole algunos rasgos de carácter a la cajera,también untada de blanco.


Lorenzo García Vega

No comments:

Post a Comment