¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Saturday, August 7, 2010

ME ENCUENTRO, SABADO, CON EL PINTOR ARTURO



¿Los esparadrapos son robots o personajes?
Los retiene el pintor Arturo Rodríguez: después los encapsula, y después los envía (¿soplados desde un cucurucho?) con un mensaje que a veces me pongo, sin lograrlo, a descifrar.

(Pero ¿ los esparadrapos no proceden de mi infancia?
Mi padre, en Jagüey Grande, era boticario. Mi padre, con sus dedos, extendía los
Esparadrapos que siempre han estado cubriendo pedazos, mis sueños.
En esos esparadrapos había sonidos, Un silencio había).

Yo, entre tantas cosas, uso unos audífonos que hasta ahora son inútiles. Con esos audífonos podría oir esa música que no existe. Agua que no es agua sino arena. Arena que no es arena, sino espectral color crema de una vena arrancada a un fantasma.

Yo busco, repito, con el audífono que no acaba de funcionar.

Esa agua que no es agua, anda por todos los desvanes del pintor Arturo Rodríguez. La reconozco, sin poder oirla (la podré, quizás, verla alguna vez?.

Hay un descabezado, continuo señuelo de Arturo, que también se mete por mi sueño.
¿Hay un color necrófilo, junto a ese color crema de la vena del fantasma?
No sé. No sé. Pero la realidad…Hay que contar con la realidad, que quizás no sea realidad, pero dentro de la cual he vivido durante muchos años, en esta Playa Albina donde estoy.





Pues, para seguir con el cuento, hay muertos ( pero ¿es que esos muertos alguna vez estuvieron vivos?), muertos que nunca conoció el pintor Arturo pero que, increíblemente, siempre están bajo el tratamiento de Arturo.

Algunos de esos muertos usaron espejuelos. Nunca en vida, repito, los conoció Arturo.
Sólo yo, repito, personalmente conocí a los muertos que no conoció Arturo.
Pero resulta que Arturo, ahora, incansablemente trabaja con las tiras de esos muertos.

Así que el chorro de agua que no es agua, vena petrificada, que es arena.
Así que el globo grande de la cabeza que, siempre, está masticando Arturo.
Lo aseguro, lo aseguraré, que esto es pan comido para mí”.
Sí.
Pero esto, tampoco lo puedo explicar.


Lorenzo García Vega


Dibujos de Arturo Rodríguez





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