¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Thursday, August 12, 2010

Gracias por venir

Capas y capas. Cascadas de capas cayendo en cuerpo. Capas. 
La palabra "cuero"viene ocurriendo hace algún tiempo. La cercanía de la muerte, dice. El sueño y una angustia azul. 
Hoy bajé las escaleras como casi siempre, esperando que algo me pasara. Tenía sueño, aunque ya eran las 12 del medio día. El sueño me cubre toda estos días. Casi como un olvido, se pudo recordar lo azul. Lo azul como angustia. Y mientras pensaba en lo azul, algo amarillo pasó volando. Una mariposa. Mi mamá decía que las mariposas amarillas traían noticias de muerte. Nunca me he tomado eso muy en serio, pero siempre me acuerdo.

Alas azules en puntos negros. Alas azules aleteando lo débil, lo flaquito, lo que ya casi no se mueve. 
Le dije que viniera. Dejó lo que estaba haciendo, y se paró a mi lado a ver la mariposa de las alas azules. Yo pensé que se moría.  Las alas, como dos llamitas de seda, apagadas, casi no batían. La frágil azulada, boca abajo sobre las hojas. Me fui y la dejé sola. Yo no sé lo que es la muerte, por lo que, no sabría decir si eso que vi era la muerte. Tampoco sé qué será la muerte para una mariposa. 

Entonces, el azul muriendo lento me hizo recordar su angustia azul de antaño, y su natural obsesión con la cercanía de la muerte. Yo tengo 29 años, ya lo he dicho, y me siento lejos de la muerte. Pero se sabe que está ahí. Se sabe que ronda. Se sabe que cuando nos detenemos frente a lo vivo que deja de latir, la muerte se parece demasiado a nosotros. A mi también. Es fácil fundirse con la muerte a veces. 


Y mientras escribo esto escucho un disco de Cerati, el cantante argentino que, posiblemente Lorenzo no conoce, y que se está muriendo, ahora mismo, en un hospital. La verdad es que hace un par de meses que se muere. ¿Cómo será estar en coma? Debe ser parcido a vivir dentro de un zipper, o metido en las entrañas de un sofá, escuchando los maullidos de unos gatitos, y por encima, una musiquita como de carrito de helados. "Cruza el amor, yo cruzaré los dedos. Y gracias por venir. Gracias por venir. Adorable puente, se ha quedado entre los dos," dice Cerati en la canción que escucho, canción azul, bocanada azul, más que nunca llena de muerte, mientras escribo esto.

Margarita Pintado

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