Comedor, bonita escena. Mesa negra. Plátanos. Los plátanos sobre bandeja.
Blancos. Bandeja. Plátanos. Blancos, pero no inflados. De ninguna manera están inflados.
Pues es como si hubiese habido una “escena humana”, pero como si esta escena hubiese sido barrida, al superponerle una naturaleza muerta.
Es que ahora, sobre la mesa, sin duda se trata de la joven muerta, con los ojos abiertos.
La naturaleza muerta permanece, pues los plátanos blancos están ahí.
3, 4, plátanos: se han acercado.
Esos plátanos han sido vistos, se han acercado.
¿Eso es cierto?
En cualquier momento se destapa (sic) un vino raro.
Pues no hay más que esperar.
Es, lo que ha sucedido, un continente que se ha reducido, y esto hasta llegar a tener el tamaño de unos plátanos. ¿Ya lo dije?
Son las cinco de la mañana. Mis piernas tienen pequeños saltos, pequeñas convulsiones: cosa de diabético.
O sea, me levanto y apunto en la libretica de los sueños.
No puedo dejar de levantarme, para así apuntar en la libretica de los sueños.
Lo que me rodea no es nada bueno.
Lorenzo García Vega
Saturday, July 31, 2010
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