Sueño donde lamentable episodio de mi neurosis, en mi juventud, en un barco.
Un lamentable episodio que no ocurrió, y oculto en el sueño (¿).
Así que en el sueño no hay nada, ya que en aquel episodio no ocurrió nada.
¿Y por qué esto ahora, en mi vejez, reaparece?
¿O será que lo que no pasó, y el sueño, por supuesto, no cuenta, sólo sería posible atribuirlo a ese personaje AND, o Atanasio Luna, que me acabo de inventar?
O sea, repito: un horrible episodio de inhibición en un barco; un episodio que el sueño no cuenta, porque no hubo nada que contar; y un personaje Atanasio, situado en un Home inventado, al que quiero atribuirle este episodio.
Pero ¿no sería mejor que me pusiera a hablar de Mickey Mouse?
-“El bolero es poesía y existirá mientras haya poetas”, dijo Olga Guillot.
Los viejos, mis viejos que me estoy inventando para meterlos dentro de un inventado Home de la Playa Albina, ¿qué pensarán de lo dicho por Olga Guillot?
-Aquel tibor vacío, vacío pero tibor, donde cayó un abanico.
-Una vieja, apurando el paso ante la lluvia que se aproxima. Eso es lo que veo delante de las hojitas verdes que están frente a mi ventana.
-Quisiera que me hicieran una foto en el patio. Una foto con un cuadro de Baruj Salinas colgado en la cerca. Yo al lado, sosteniendo un botellón de cloro.
-La muerte de la hermana de Lezama. La están velando en un restaurant de provincia. Lezama es el camarero, y ayuda (?) con un piano.
Al despertar, siento que estoy metido dentro de un pozo, pero pese a mi artritis tengo fuerzas para levantarme, perseguir a una cucaracha, y matarla.
En el velorio está sentada Rialta, esa madre de Orígenes que aparece en paradiso. El lugar parece pertenecer a aquella elegante tienda habanera que se llamaba “El Encanto”.
Siento que debería de haber sido un director de cine. Hubiese filmado un cielo de pesadilla, con truenos y berridos.
Lorenzo García Vega
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