¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Saturday, July 31, 2010

Natulaeza muerta

Comedor, bonita escena. Mesa negra. Plátanos. Los plátanos sobre bandeja.

Blancos. Bandeja. Plátanos. Blancos, pero no inflados. De ninguna manera están inflados.

Pues es como si hubiese habido una “escena humana”, pero como si esta escena hubiese sido barrida, al superponerle una naturaleza muerta.

Es que ahora, sobre la mesa, sin duda se trata de la joven muerta, con los ojos abiertos.
La naturaleza muerta permanece, pues los plátanos blancos están ahí.

3, 4, plátanos: se han acercado.
Esos plátanos han sido vistos, se han acercado.
¿Eso es cierto?
En cualquier momento se destapa (sic) un vino raro.

Pues no hay más que esperar.
Es, lo que ha sucedido, un continente que se ha reducido, y esto hasta llegar a tener el tamaño de unos plátanos. ¿Ya lo dije?

Son las cinco de la mañana. Mis piernas tienen pequeños saltos, pequeñas convulsiones: cosa de diabético.
O sea, me levanto y apunto en la libretica de los sueños.
No puedo dejar de levantarme, para así apuntar en la libretica de los sueños.
Lo que me rodea no es nada bueno.

Lorenzo García Vega

Friday, July 30, 2010

-Hans Hartung. Ovalo casi anaranjado.¿Cuelga? Lo crema y las líneas azules. Arranca un auto. Un silencio después, entrando por mis oidos.

--Alucinado con acrílico sobre lienzo, donde gran pedazo de lo amarillo queda atrapado entre lo negro. Pudiera, frente a eso, estar detenido un buen rato.

-Esa lluvia de líneas negras; soñar con cordelitos.

- ¿Qué cosa es la espuma? Vuelvo sobre eso. Vuelvo Vuelvo a los hermosos recuerdos que, de la espuma, puede tener la colorinesca araña.
La musiquita del carrito de helados. Está pasando.

-¿Cuál sería el nombre más bonito que le podríamos poner a la casa de los viejos? A ese Home hay que buscarle un buen nombre literario.

-¿Cómo alcanzar la fuerza que me sirva para llegar a ver al ratón Mickey?

-¿ Es tiempo todavía para que una locura me traiga cierta fijeza?

Mi experiencia del Laberinto fue la de un lugar donde había una colchoneta vieja tirada en un solar yermo. ¿Pero, ¿qué paredes tenía ese Laberinto? Habrá un minicuento dónde pueda contar eso?

Lorenzo García Vega

Des inflada

Quise desinflarme por sus ojos como el poeta se desliza por las faldas de una carta.

En dos horas, más o menos, entregaré el primer borrador de mi segundo capítulo. ¿Qué dirá el advisor? Allí se habló de los Rostros del reverso y de Los años de Orígenes. Y de compromisos, vocaciones, niñas presas en puntos suspensivos, nietas redivivas, viejos subiendo escaleras para buscar libros. “¿Me sentí bien después de haberlo escrito? No me sentí ni bien ni mal. Me sentí como turulato.” Cito mal y de memoria, algo que dijo Lorenzo en una entrevista. Turulata.

Hoy, al medio día, llegué a Puerto Rico. Todavía aplaudimos cuando aterriza el avión. Yo no aplaudí. No era vergüenza, es que he estado cansada estos últimos días. Me tuve que mudar otra vez, y tengo “problemas de dineros”, como diría mi abuelo, pluralizando el asunto. No me gané ninguna beca para el año que viene, y ya se me acabaron mis fondos estudiantiles. ¡La vergüenza de ser estudianate del 6to año, sin becas (esos dignísimos y solemnísimos logros académicos que se ven tan bien en la hoja de vida), ni premios, ni dineritos! Ahora, a los estudiantes nuevos los obligan a tomar cursos especializados para aprender a ganar dineritos. Ya no hay que tomar clases de literatura, ni de filosofía, ni de nada de nada. Basta con tomar la clase en donde te enseñan a “diseñar un proyecto” que convenza a un comité compuesto por serios académicos. ¿Qué los convenza de qué? ¡¡De que te den dinerito!! Es una maravilla lo imbécil que puede ser la academia. Una maravilla, verdaderamente.

No es que esté enojada, es sólo que últimamente siento que pierdo, siento que todo está a punto de resbalárseme de las manos. Cuando era niña me decían, ellos, los adultos que siempre han sido adultos, que tenía manos de mantequilla. Pues bien, mírenme ahora, ustedes que siguen siendo tan adultos, miren cómo dejo que se me sigan cayendo las cosas.

Y mi advisor me dice que le gusta mucho mi actitud ante la derrota. Me reí con ganas. Parece que él piensa que pierdo a propósito. El otro día, también, otro profesor me dijo que yo tenía mucha suerte. Me lo dijo justo cuando terminé de contarle mis penurias. Lo miré con un poco de rabia. Ahora sé que tiene razón, pero eso no lo puedo explicar en este momento. Eso se explicará más adelante, cuando se hable de unos búhos.

Entonces, decido no preocuparme por los “dineros”, y me dedico a escribir una tesis a la que he titulado Derroteros y derrotas. Buena cosa esa. A quién le importa no tener dinero cuando hemos encontrado un anti-padre literario. ¡Por fin, un anti-padre que de paso sea un escritor no-escritor!

Entonces, quise poner punto final. Y lo puse. Y quise, luego, desinflarme por sus ojos mientras lo veía caer cayendo como caen los que nunca se acaban de caer, por el rodapié de una carta.

Y esto, verdaderamente, me apasiona. Y esto es otra de las imágenes que sabe cortar el tiempo. Como la de los búhos, de la cual ya hablé en mi blog, pero que podría repetir. Porque a mi también, como buena hija (¿o anti-hija?) literaria, me gusta la repetición, y por eso he resuelto que en la próxima entrada voy a hablar de unos búhos.


Margarita Pintado

Tuesday, July 27, 2010

-Hurry Not Pot… Not- son los gritos que oigo al despertarme.

Estoy seguro que alguna imagen de la telenovela “Dónde está Elisa”, debe haber atravesado mi sueño.

Apresuradas. Muy apresuradas. ¡No se puede salir!
Llamaradas hay, en un balneario. Multitudes, repito, esperando salir.
Es decir, que hubo una playa, un centro de recreo. Un lugar con una luz fría, donde una vez estuve.

Me encuentro, al hurgar sobre todo esto, con Pastor el bobo.
Pastor el bobo vivía con su madre; siempre andaba por las calles de Jagüey Grande.
Nunca había recordado a Pastor, hasta ahora.

Así que, como en un berenjenal; como en una película donde yo estuviese metido.
Metido dentro de la película, pero lo raro es que no siento angustia.

Y Pastor el bobo riéndose siempre; algo contando, siempre. ¿Podría, él, entrar en la Imaginación Activa?

No sé por qué, pero creo que si pudiera meter a Pastor en una Imaginación Activa, habría un color amarillo sucio, amarillo terroso. Un color que acabaría convirtiéndose en una historia con la cual yo tropecé, en mi niñez.

Repito, no siento angustia.
Salí del sueño y no siento angustia.

-Hurry Not…Pot…- al despertarme


Después vino esto:
SI ES DE CY RI
Organización siniestra y con un color como de relato orwelliano.
Caí en esa organización y no sabía cómo salir. Pero, pronto desperté.


Acabo de leeer que el lingüista William Labov “demostró en 1973 que las categorías taza y cuenco son difusas en nuestro cerebro: se solapan, una en otra”. Esto me interesa.

Lorenzo García Vega

Monday, July 26, 2010

LO VERDE OSCURO

Oí esta voz en el sueño, a la hora de la siesta: “Después vino la boda, con el Príncipe Pop”.

Al intentar un ejercicio de imaginación activa con la voz, materializada frente a mí, lo que antes que nada sentí es que ésta, la voz, dudaba si convertirse, o no convertirse, en el Príncipe Pop.
(En el comedor, el ruidito del refrigerador estaba duchando a la posible sombra que, siempre, cualquier casa tiene).

Pero se decidió: la voz objetivada se convirtió en el Príncipe Pop.

¿Quién era el Príncipe Pop? Uno dudaba si era nadie. Uno dudaba si era inaudible.

Me pregunté si ese Príncipe Pop podía haber salido de aquel baúl que está en la casa de mi recuerdo, en el batey del Central Australia.

¿Quién eres?, le pregunté, entonces, al Príncipe.
Pero el Príncipe respondió como si no respondiera. Realmente, era que el Príncipe casi no existía. Razón por la cual, pocos segundos después, al irse, sólo dijo esto:
-Todo esto se reduce, al final, a un tono verdoso encapsulado en lo que, ruido de un tenedor al caer en una gaveta, no deja de ser negro. Compréndelo bien: lo verde oscuro es lo único que hay que entender. Lo verde oscuro es el Príncipe Pop...

Lorenzo García Vega

Sunday, July 25, 2010

IMAGINACION ACTIVA

Estuve pensando en mi amigo, el poeta colombiano Henao, y después tuve un sueño.

El sueño de la siesta me dijo esto: 1- prepararse para ejercer una función; 2- una visión de una escena de telenovela.

Colocado objetivamente el número 1, en función de Imaginación Activa, le pregunté por su significado y me contestó lo siguiente:

-¡La procedencia de esto! Visualmente puede proceder de un amarillo oscuro, rodeado de negro. Hay hilachas, hilachas de lo negro. Termina en charco que borbotea. ¿Qué razón tiene esto? La pregunta es un minicuento, y el minicuento es un hueco. Hay abundancia de racimos.

Después, objetivando al número 2, le pregunté por la localización de la imagen de la telenovela. Lo que me contestó fue lo siguiente:

-¿Dónde se localiza la imagen de la tele? En palabras. Diabetes es una de las palabras en que se puede localizar. Rudimentos. Chorro de agua que se visualiza, pero, pese a ser un chorro de agua, es un chorro acartonado de viñeta viejísima.

¿Qué más puede ser esto de prepararse para una función? Terminé preguntándole al número 1:

-Esto es el diablo, unos pantalones del tiempo del colegio. Caen, se revuelven, toneladas: cartulinas, movimientos, sonidos, viejos todos. ¿Cómo se podría oir la palabra desvivirse? No hay nada temprano. Preparaese para ejercer una función=mancha, ni nada, puede ser temprano. Tú has visto un chorro de luz, una pila del alba. Corriendo, hasta disolverse, en un cementerio. La piedra de luz es una piedrecita inenarrable.

Lorenzo García Vega

CARTA Y PATIO ARABE

El reflejo de Babinski detecta lesiones cerebrales orgánicas y es utilizado en la identificación de la diabetes.
El neurólogo Joseph Babinski fue intensamente admirado por Andre Breton.
Esto lo leí por la noche, antes de acostarme a dormir.

Me acosté. Me dormí. Y después estuve seguro, dentro del sueño, de que me estaba despertando.

Descendía como si fuera por un tobogán; pero no, no era por un tobogán, sino por una carta. El papel de la carta era de un lindo color cremita.

Descendía, descendía por la carta, hasta que llegué al final, allí donde estaba la firma.
Hasta la firma, repito, y entonces creí haber despertado.
Pero no fue así, ya que después de la firma entré en un patio árabe.
Aunque, eso sí, un segundo después de entrar en ese patio árabe, fue que me desperté.


Lorenzo García Vega

Friday, July 23, 2010

PARA UNA CANCIÓN

Costruímos para...

Caemos en la tierra, aunque sea de mentirita.

Dormir para olvidar -entre tantas cosas-, como un vino turbio.

Olvidar un baúl - sigo diciendo- que no tuvo mucha importancia.

Vamos a ver quién aparece, cuando aparezca la muerte.

Pin pan pun.

Esto, aunque parezca una canción, es una nota relacionada con nadie.


Lorenzo García Vega

Wednesday, July 21, 2010

Escaleras

Ayer estuve hablando con un loco. Hay muchos locos por aquí. Me dijeron que era porque había un hospital de veteranos cerca. Locos de guerra. Pero hablamos, el loco y yo, de unos pajaritos con hambre. Un nido y unas boquitas enormes, pidiendo gusanitos. El loco sabía mucho de pájaros, le gustaba leer sobre pájaros, me decía. También, el loco, tenía un tatuaje de un águila en el brazo. A punto de volar. Esto de hablar con locos se me da bien. Hay una señora, también, que siempre que me ve, me da lata. Me pide que me siente, y me empieza a mirar fijamente, sin ningún desparpajo, como miran los amantes, o los locos. Sobretodo en este país en donde nadie mira a nadie. En donde todos tienen ese miedo de ser vistos mientras te ven. La señora dice que se le meten en la casa, que la están buscando, que la persiguen con cuchillos, que ella los vio, en el espejo del baño. Hombres malos de dientes afilados. Ha sido una semana de locos. Ana llegó tarde el otro día en taxi. Me contó que el taxista le preguntó si ella había visto algún ovni, o algún extraterrestre. Ana le dijo que no. El señor le dijo que él creía que su esposa había sido “abducted” , es decir, secuestrada por un alien. Ana tuvo miedo.

Llevo tres noches corridas soñando con escaleras. El primer sueño fue un sueño de siesta. Hacía tiempo no tomaba una siesta. He perdido esa habilidad. Entonces, un sueño de siesta, para acabar de desorientarme. Me desperté como con un hueco gigante en el pecho, como si me quitaran una parte. Entonces, me volví más pesada. Dentro del sueño me caía de sueño y tenía que bajar unas escaleras muy largas, y como en espiral, Unas escaleras, además, blanquísimas, rodeadas de ventanas por donde entraba la luz, luz blanca, luz de esa que sabes que puedes romper con la punta de tus dedos. Pero lo complicado vino después. Resulta que no sólo tenía que bajar las escaleras muerta de sueño como estaba, sino que también tenía que bajarlas cergando dos abanicos blancos, de piso, encendidos. ¿Lo puedes ver? Buena imagen, me parece. Yo, cayéndome de sueño, perdiendo el balance por unas escaleras, con dos abanicos encendidos. Entonces, viene la parte cómica. Decidí, en el sueño, que lo mejor sería ir tomando siestas de cada dos o tres escalones. Y así lo hice hasta que me desperté. Se lo conté a Eric y me dijo que tenía que ver con mi tesis. O sea, que tiene que ver con Lorenzo.

Escaleras, escaleras, escaleras. ¡Una tesis se quema! Muchacha apaga fuegos con abanicos.
Los otros dos sueños son un poco más perversos, y no me siento en la disposición de contarlos ahora. Me he cansado bastante con este relato. Creo que me voy a tomar una siesta, abanico en mano, en este escaloncito en el que me he detenido.

Margarita Pintado

Monday, July 19, 2010

Un gran cuarto Art Deco, de un Hotel para millonarios. Dentro de la habitación, dos hermosos caballos blancos levantan sus patas - brillan sus cascos, pintados de negro.
Uno siente que el que contemple esta escena, se puede sentir feliz.
Y se oye la voz de un predicador protestante, con Monteverdi como música de fondo.
Y, además, Dios es un estereotipado anciano bonachón, con barba blanca y bien peinada.
¿Esto lo soñé? No, esto no lo soñé. Esto, a las tres de la mañana, hora en que me desperté, lo imaginé mientras orinaba.

Lorenzo García Vega

Sunday, July 18, 2010

Domingo, Julio 18

Aquellas fijaciones, aquellas identificaciones, que tuve desde mi juventud con el mundo imaginativo proustiano.
Pero sentí, en el sueño de anoche, que había dos Yo dentro de mí, y que uno de ellos fue el que tuvo fijaciones, identificaciones, con el mundo proustiano.
Desdoblando, entonces, me sentí que estaba. Dos Yo –repito-, y uno de ellos proustiano.
Pero, además, me parecía como que “un componente extraño” - ¿lo llamaré así?- trataba de entrar dentro de mí. ¿Algo relacionado con la cirugía?
Pero ¿cómo podía ser algo relacionado con la cirugía?
¿Qué podía ser eso? Pues no era nada que tuviera relación con lo que se pudiera considerar el argumento del sueño –o sea, el argumento de dos Yo, y uno de ellos proustiano-, sino que era como lo que pudiera atravesar el argumento, sin tocarlo.
¿Por eso fue que, al despertar, apareció el sfumato , o sea, apareció lo gaseoso de una sombra que, por un momento, se vinculó con la luz?

Después - ¿pasada una hora? -, tuve otro sueño donde un registro de presos.
¿ O era una capa de registro, a la que se superponía otra capa de registro?
Pero…, no sé…, quizás demoré en despertar. Creo…, no sé…
Y me pregunto si lo que soñé –si es que lo soñé-, de verdad ocurrió en un presidio.

¿Quién soy yo?

Lorenzo García Vega

Saturday, July 17, 2010

Hago que, el anciano heterónimo que he inventado, se asombre ante el sábado de hoy. También lo invento a él, dibujando una espiral de venaditos.

Una acuarela donde un fonógrafo sobre un pedestal de manchado cemento. Los azules servirían para hacer entender que se trata de una playa.

El viejo médico difunto, y su difunta esposa difunta –ellos, en vida, siempre estaban riendo, ¡se pasaron la vida riendo-, ahora viven en la Escuela Municipal de Jagüey Grande.

El difunto médico está regando, con una manguera.

Paso la calle para ir a darle el pésame a la difunta esposa del médico, por su madre y por su suegra, ambas muertas hace muchos años.

Pero la difunta ya no está.

Entonces hay una fila de bastones negros, brillantes, iluminados. Despierto y me acuerdo de Buster Keaton, a quien vi anoche, en su película El Camarógrafo.

-Me gustaría ser un escritor que, con una sola línea, volviera interesante el escaparate de Mimí, aquella solterona que vivió y murió en Jagüey Grande – dice el heterónimo anciano que he inventado, en el Home que también he inventado.

Ver, ver. Asomarme y ver. Más nada.

Las tiendas de medio pelo. Las paredes descascaradas. Los patios feos. Convertirme en el que sólo ve. Recuerdo mis paseos a la colchoneta tirada en el solar yermo.

Repito lo ya dicho: quizás esté viviendo con tiras, como aquellas que yo vi en el suelo de las costureras.

Lorenzo García Vega
Ese tipejo – tiene un vulgar, horrible, bigote- o recoge, o se roba, un periódico. Después, se mete dentro de un auto destartalado y arranca.

Pero ¿por qué ese tipejo es como un dejá-vú?

Pero ¿qué se propone el sueño con este tipejo? No sé. O lo primero que se me ocurre decir es: chiquero interior – desván de recuerdos podridos.

Sin que pueda precisar bien, me parece que en el sueño entreveo un tramo de aquella calle San Lázaro que me sirvió de fondo en mis Variaciones a como veredicto para Sol de otras dudas. Pero, no acabo de entender.

Llueve. Día de espantosa humedad.

Por la noche –y sigue lloviendo- o despierto, o divago, o sueño.

La divagación del despierto, o el sueño del dormido, tropieza con lo que, sin saber por qué, lo llamo “polos ascépticos” (?), y también instrumentos de cirugía, y también tubos que sirvan para remediar un trastorno urológico (?).

Me digo, despierto o dormido, que hasta ahora la muerte se me presenta disfrazada con los instrumentos de una cirugía urológica.

Un patio sucio, feo. El patio que es como el reverso.

Un patio donde no hay ninguna razón para que nadie entre.

La llegada de la tarde, y una bocina a lo lejos.

Un dicho árabe: “Despacito por la mañana, sin prisa por la tarde”.

Y ¿dónde están los cadáveres? Imagino que uno de esos heterónimos que yo coloco –o que yo meto en una alcancía para que, después, Margarita haga, en su tesis, uso de ello- dentro del Home para viejos locos que continuamente sueño, relaten la contemplación de una buena tanda de cadáveres arregladitos, bien presentados.

Un motel iluminado por la luz neón de una piscina. Un viejo loco – otro de mis heterónimos- lo inventa y, después de hacerlo, se pone a gritar.

También un “dolor bajito”, como para meterlo dentro de una cajita. Mientras tanto, en mi pasado, un negro con ojos saltones, pedaleando en una pianola.

Aquel cuerpo mío, el cuerpo del tiempo en que, todas las mañanas, visitaba a la colchoneta tirada sobre un solar yermo.

Ahora, si volviera ese cuerpo (pues ese cuerpo ya se fue), ¿cuál espacio proyectaría?

El cómic. Los cuadraditos del cómic. No estaría mal, con cuadraditos del cómic, intentar el relato de mi vida diaria.

Esto, quizás, serviría para la tesis de Margarita.

O sea, quizás lo que se le podría proponer al advisor, como tesis, sería un núcleo donde lo escrito por LGV pudiera ser visto como un libro del cómic.

Tendré que proponérselo a Margarita. No estaría mal.


Lorenzo García Vega

Thursday, July 15, 2010

Block, 15 de julio

Es un Hotel de Ciencia Ficción, por lo que el Menú está dentro de un círculo.
Las paredes del baño están como "en carne viva". Parece que sobre ellas ha pasado el azufre. Una anciana se está bañando.
¡Qué extraño es todo esto de haber vivido!
Un dentista de Jaguey Grande terminó su vida en Chicago.
El sueño está arrojando sus conjeturas, pero yo no logro agarrar esas conjeturas. Lo más que puedo es hacer esto que estoy haciendo: anotar.

Hoy he visto de espaldas al Papa, en una foto. Rojo. Pienso que esa foto puede producir alcoholemia.
Pienso que la proximidad de la muerte puede acercarnos a los marcianos.

Margarita, mi compañera en el juego de ping-pong, conmigo está dentro de un círculo. Vuelvo a decirme que ese círculo se hizo posible a través del recuerdo de mi hija, Judit.
"A Judit, mi hija, en Cuba", fue la dedicatoria de Rostros del reverso.

Lorenzo García Vega
Son dos personajes conviviendo. Pero ¿cómo? ¿Un personaje está dentro, y otro está fuera? ¿Son personajes femeninos?

Pero ¿qué es lo que pasa: en un momento.- en el momento decisivo del sueño- , uno de los personajes deja de existir o, más bien, sigue viviendo como si fuera en otra, independiente, vida?

Pero, también, puede ser otra cosa. También pudiera ser que el sueño no me hubiese sucedido a mí, sino a otro, a otro que pudiera estar dentro de mí. Pero…, ¿qué es lo que he soñado?

Pero…¡qué raro! Al despertarme recuerdo algo muy lejano. Algo que pudiera asemejarse a una lectura de Jules Supervielle, que hice en mi juventud.

Entro, en otro sueño, en un hotel de lujo. Trastornos, molestias.

Sí, puedo hablar de trastornos y de molestias.

Pero, entonces, me encuentro con algo raro, muy raro. Me encuentro como si se me convirtiera en objeto, lo que una vez fue, pero no un objeto, sino la manera de ver a mi abuelo como un personaje estoico.

Entonces, ¿una manera de convertirse en objeto lo que antes fue una visión? Pero ¿esto fue, de verdad, lo que trajo el sueño?

Los bañistas en el río de Matisse. Detenerme ahí.


Lorenzo García Vega

Wednesday, July 14, 2010

Claustrofobia del lenguaje. Todo está metido adentro, y parece que alguien apagó la luz. ¿Quién se robó el letrerito del exit?

AND andando muy de prisa, mirando para atrás, entre nervioso y contento, con un exit debajo del brazo. Piensa ponerlo en una de las paredes del Home, para confundirlos a ellos, o para evitar un poco de llanto por las noches, cuando quiera abandonar el orfelinato y descubra que no hay salida. O quizá es una broma de mal gusto para los demás viejos, menos hábiles, menos “trabajados”, menos neutros que AND. Una verdadera jodienda este Atanasio. Un malevo con buen gusto.

“¿Qué hace el huérfano en el mundo?”, se ha preguntando un poeta, pero hoy es AND quien lo pregunta, mientras busca desesperado una madre y un padre que no llegan.

¿Pero qué digo? ¿Quién es AND? ¿Cómo me he metido en este relato de viejos huéfanos en orfelinatos? Culpemos a Lorenzo que ha puesto la tesis patas arriba, y ahora yo creo que el advisor y los lectores del comité tendrán que leerla al revés. Habrá que darle vuelta a la tesis, y habrá que darle vueltas a ellos también, y es posible que haya que leerla al revés. Un verdadero desmadre. Y será lindo, todos como poseídos, todos como hablando en lenguas extrañas, y entendiéndonos, al fin.

Pero me ha visitado una imagen en el sueño. Lorenzo tiene una capa, en serio, una capa como los super héroes, y al lado, la colchoneta sedienta, tirada en solar yermo, riéndose a pata suelta de nosotros.

Debemos ser uno de los cuadros que el viejo Atanasio nunca logró vender. Y se ha quedado por ahí, colgando en un paisaje que se ha resecado demasiado. No mintamos, por favor. Admitamos que todos nos hemos sentido, alguna vez, como una flor suburbana. De esto habría que hacer un mini cuento o un poema que podría ser una relectura de Baudelaire y sus flores del mal. ¿Pero quién está para eso?

Ando, estos días, un poco obsesionada con las burbujas que hace el café. Burbujas calientes de colores. Se dibuja un arco iris sobre la espesura negra, y da pena romperlo, da pena interrumpir el color para tomarse uno el café. Esto es una obsesión prestada, o contagiada. Ha sido Ana la que me ha alertado de estas burbujas de colores. Ella, también, se queda pasmada mirando abanicos. Como si creyera que las aspas cortan el tiempo.

¿Habrá abanicos en el Home? ¿Se quedarán pasmados ellos mirando los abanicos? He estado pensando también si pueden drogarse los viejos. ¿Será eso perverso? Habrá que ver.


Margarita Pintado

Tuesday, July 13, 2010

Sueño donde lamentable episodio de mi neurosis, en mi juventud, en un barco.

Un lamentable episodio que no ocurrió, y oculto en el sueño (¿).

Así que en el sueño no hay nada, ya que en aquel episodio no ocurrió nada.

¿Y por qué esto ahora, en mi vejez, reaparece?

¿O será que lo que no pasó, y el sueño, por supuesto, no cuenta, sólo sería posible atribuirlo a ese personaje AND, o Atanasio Luna, que me acabo de inventar?

O sea, repito: un horrible episodio de inhibición en un barco; un episodio que el sueño no cuenta, porque no hubo nada que contar; y un personaje Atanasio, situado en un Home inventado, al que quiero atribuirle este episodio.

Pero ¿no sería mejor que me pusiera a hablar de Mickey Mouse?

-“El bolero es poesía y existirá mientras haya poetas”, dijo Olga Guillot.

Los viejos, mis viejos que me estoy inventando para meterlos dentro de un inventado Home de la Playa Albina, ¿qué pensarán de lo dicho por Olga Guillot?

-Aquel tibor vacío, vacío pero tibor, donde cayó un abanico.

-Una vieja, apurando el paso ante la lluvia que se aproxima. Eso es lo que veo delante de las hojitas verdes que están frente a mi ventana.

-Quisiera que me hicieran una foto en el patio. Una foto con un cuadro de Baruj Salinas colgado en la cerca. Yo al lado, sosteniendo un botellón de cloro.

-La muerte de la hermana de Lezama. La están velando en un restaurant de provincia. Lezama es el camarero, y ayuda (?) con un piano.

Al despertar, siento que estoy metido dentro de un pozo, pero pese a mi artritis tengo fuerzas para levantarme, perseguir a una cucaracha, y matarla.

En el velorio está sentada Rialta, esa madre de Orígenes que aparece en paradiso. El lugar parece pertenecer a aquella elegante tienda habanera que se llamaba “El Encanto”.

Siento que debería de haber sido un director de cine. Hubiese filmado un cielo de pesadilla, con truenos y berridos.

Lorenzo García Vega

Monday, July 12, 2010

MINIMALISMOS

-Posible título para un óleo: “Bailarina con torero: pareja de muertos con sombreros amarillos”.

-“Luna con utensilios de cocina”, posible tema para un minicuento.

-Tema: un ático donde puerta abierta sólo sirve para oir un ruido.

-Definición: un pájaro sin sus dos alas: aberración semejante a un mono totalmente blanco.


Minimizar un paisaje donde: papalote blanco, basurero lleno de color, y una retorta, lista para un alquimista, personaje del cómic.

Las cenizas del lobo, listas para ser enterradas en un caminito que está junto a la pista del Hipódromo.


-Y AND, el viejo del Home, bien podría llamarse Atanasio Luna.

Antanasio oye por la noche, acostado en su cama del Home, los berridos de un sin fin de bestias imaginarias. Esto da un poco de miedo.

Atanasio en vida – o sea, antes de ingresar en el Home- fue pintor de lo que él llamaba flores suburbanas, pero nunca tuvo éxito.

Un sórdido solar habanero. Casa de pobres. Prostíbulo. Ya esta casa se ha repetido en mis sueños. Anoche apareció de nuevo, pero con extraña mezcolanza, "junguiana": era el lado oscuro. Era la parte escondida, pero sin que del todo se lograra. Al despertar, la angustia permanecía dentro de mí, como alguien que estuviera al lado.

¿Por qué en los sueños entro en una casa sórdida?

Anoche, antes de acostarme, el recuerdo de cielos encapotados sobre el campo raso. Esto comunicaba algo, esto tenía que ver con una explicación sobre la vida.

Recuerdo que algún tiempo antes de morir, mi madre me dijo: -"No volveré a ningún velorio. Ya no estoy para esos cumplidos.

El recuerdo de esas palabras de mi madre, me martillean como una obsesión.

Me vuelvo a sentir con falta de equilibrio


Lorenzo García Vega

Sunday, July 11, 2010

Dos cuentos de domingo

CALIZ CON ARTISTA RUBIA

Ese cáliz, con la hostia de la primera comunión, no es otra cosa –si se mira bajo una sombra parecida a un ruido- que el cartelito, con la cara pálida, de la artista de Holliwood que personificaba a la esposa de un cazador. Pero ¿cómo puede ser eso? A lo más, puede ser lo semejante a un dedo rojo que apunta hacia un fotingo rojo, perteneciente al año 1930. Pero, eso no significa nada. O, a lo más, eso sólo pudiera ser lo semejante a un chorro de color. Y, mientras estoy diciendo esto, un dirigible destartalado, cruzando el cielo de un mediodía feo, se incrusta en el cartelito del cómic de hoy, un hoy que es Domingo.


¿COMO PUDIERA …?

¿Cómo habría sido la vida de los que, al llegar a la madurez, hubiesen podido rectificar? La pareja, la pareja madura, sin saber lo que pueda encontrar, entra en una exposición. Pero una mancha, una mancha cenizosa, lo cubre todo. Y no hay más nada.


-Cambiar con lo mismo. Ser otro con lo mismo. Hoy quisiera ver una película silente.

-No corro. Me pregunto si alguna vez he corrido. Uno no sabe.


Lorenzo García Vega

En pedazos

¿Qué es lo que quisiera encontrar en la planta de mis pies? Quizás un estropajo como raíz, y un campo de piedrecitas rojas.

Hoy se trata de un domingo gris, feo, tormentoso. Pero, sobre todo feo. Feo como siempre lo es aquí todo, en la Playa Albina.

La pelea de unas letras, congeladas en lo amarillo oscuro. Eso sería el relieve de un anillo./ Después, al lado, una herradura. Jeroglíficos de una geometría pueril, borrones, caben dentro de esta herradura.

Pero, lo que sobre todo sueño es con una performance donde mi cuerpo tirado en el patio. Habría montones de basura, y yo estaría retratado junto a esos montones. ¿Qué buscaría con esto?

Y siempre ahí el autismo, el kaleidoscopio autista. Pues todo kaleidoscopio es autista, y uno vive dentro de un kaleidoscopio.

Me encuentro, hoy, con las palabras de la narradora Jayne Anne Phillips; "intentar escribir es un proceso de por vida muy cercano a un ejercicio espiritual".

Pero, temo convertirme en pedazos, y en pedazos que darían miedo.

Ahora es la caída de la tarde, y me voy a inyectar la insulina.


Lorenzo García Vega

Thursday, July 8, 2010

¿MINICUENTO CON SENTIDO?

Aquí, donde no hay sepulcros, es donde se desea un minicuento con sepulcros.

Podría sonar el timbre de un tranvía. Pero es un argumento, el timbre de un tranvía, que sólo corresponde al año 1936.

Esto, todo esto que está señalando el semáforo con la mancha amarilla, es lo que, sin embargo, no deja de tener un aura de tristeza. Sin duda, un aura de tristeza.

-El champú suena mejor donde no hay agua. Sería, si es que hubiese sepulcros, uno de sus preceptos- dijo el personaje más seco.

--Pero, la mitad del día suena a preciosismo, cuando llamar a un camarero pudiera tener sentido- dijo el otro personaje, a medias vestido de negro.

Pero, ahora sería el momento de preguntarse por el lago donde reposa El perro andaluz.

Entiéndase, sin embargo, que no estamos allí. / Esto sólo sería bajo la luna, en la arena que rodea a la Residencia de Estudiantes.




CAPSULA INVISIBLE DONDE MINICUENTO INVISIBLE

Si nunca se ha acabado de entrar, entonces no hay manera de despedirse. / Es la disciplina, lujo, que siempre se está olvidando. / A la manera verde, pálida, del Obispo que siempre soñó en ser un payaso.

No se ha acabado de redactar el email. Y está una espera, muy triste, donde se recuerda que el tiempo de los bobos se acabó.

La espina es lo síntético, si es que se quiere entender lo que se quiere decir con esto.

Pues el tren que ya no está, si es cierto que no va sobre rieles, no deja hacia todos los lados de correr, y esto, cruzando también como un bólido, por debajo de todos los cartelitos que dicen EXIT.

Lorenzo García Vega

Wednesday, July 7, 2010

Capítulo 1

Pero entonces si decidimos un Capítulo 1, éste ha de comenzar con una incisión en la vejez. Se tratará de una vejez “oficial”, vejez de orfelinato. Habrá que construir una armazón-estructura. Para empezar esto, no hay tiempo que perder. L G V escribió una novela cuando tenía siete años, ahora hay que reconstruirla.

¿El viejo, nuevo autor, es un malevo? Se dice que un malevo es quien tiene hábitos vulgares. Pero no se trata de que él sea un malevo. No. Él es un viejo con hábitos que no son vulgares, sino neutros. Hábitos neutros como, por ejemplo, el que consista en regar con agua fea a una planta fea. Esto día tras día, esto para nada.

Ahora que AND se ma metido en la vejez (y esto por decir algo, pues AND ya hace años que entró en la vejez).

O ahora, precisamente, ahora que AND ha entrado en una vejez oficial.

O ahora que AND ha entrado en un orfelinato (pues es, ahora, cuando oficialmente AND ha entrado en un asilo de huérfanos). Ahora, en fin, que él ha entrado en lo que sea, él construirá una cerrazón, pero no una cerrazón cualquiera, sino una cerrazón estructural.

Así lo entiende el Autor de este Capítulo: armazón estructural.

O sea, repito, AND va a reescribir “Aquellos amores desgraciados”, la novela que L G V al salir del Cine Regina, a las seis de la tarde, y al llegar a la casa de la calle Neptuno –lugar donde su familia estaba preparando la comida-, escribió la primera página. La tarde, las seis de la tarde, tenía el color crema que empapaba a una brocha que estaba usando un fantasma, pues con ella estaba pintando la pared de edad indefinible que tenía un descascaro también de color crema.

¿La película que estaban echando en el Cine Regina, era “Resurrección”, un film basado en una novela escrita por Tolstoy? Ya AND no se acuerda. AND se acuerda de la brocha color crema, parecida a la tarde, y usada por el fantasma. Esos saltos de agua cayendo sobre las matas verdes. Las hierbas que se doblan. Los matojos que se doblan. El fondo. El Autor del Capítulo casi no se detiene en el fondo.

Unas florecitas insignificantes, por entre los matojos.

Lo que devuelve a la cocina del Central Australia. Son las cinco de la tarde. En la cocina están machacando unos pedazos de carne. Lo verde. Verde con agua, de los matojos. Pues, las florecitas insignificantes, ¿en qué parte del sí-mismo ha quedado todo eso?

Insignificante, pero alucina.

Vuelve, pero para cerrarse, este Capítulo 1: a los yerbalos les está cayendo lo vertical del agua.

Y es que, amiga Margarita, tu tesis debe empezar por el final. Novela, el proyecto de Novela que escribirá AND. Sobre esto, hay que hablarle al advisor, o al curador, a al que le corresponda, a ver que nos aconseja. Una tesis debe tener un orden, y empezar por el final.

Lorenzo García vega
Penumbra en pleno sol agitándose con golpe suave, traída por los pelos hasta aquí. La almohada hierve sueños de mentira. Un montón de rostros que no sé. Un manojo de palabritas que sólo podrían tener sentido en la imaginación de otro. Loco y sonámbulo.

Una ventana oscura y abierta. Vestidos de verano secándose afuera. Solazo rasca colores. Abanico tuerce pedacitos de un viento enlatado moliendo la piel.

Y mi madre llama desde un balcón cualquiera, en una playa cualquiera, para decirme que no hay mar más bonito que el que tiene de frente ahora. ¿Crueldad maternal, o estímulo solidario atravesado por lo tremendamente peligroso de lo sensorial? Su voz desde el teléfono, lacerada por cables invisibles, repitiendo la palabra “mar”.


Margarita Pintado

Tuesday, July 6, 2010

¿ESTA ES LA MANO DE UNA NUBE?

¿Resbala, lo vertical, entre los dedos? Derritiendo cae. Cae derritiendo, líneas la mano.

(Es como figurita del búho, entre las sombras – recuerdo que finge, en lo blancuzco, el imposible vuelo de un murciélago).

¿Cómo? Para así ir talando líneas / talando líneas lo anquilosado de la mano. Pues ella ahora es –antes, ella, era una araña-, los inmovilizados dedos de un recuerdo que, sólo en curva, ha quedado convertida.


Lorenzo García Vega

Río abajo

Sonreír debajo del agua presenta algunas dificultades. Sobretodo, si el agua está fría. Y el agua de los lagos siempre está fría.

Entonces, me fui a un lago. Pagué 10 dólares, y me dieron un tubo flotador para que me fuera río abajo. A veces hay que huir. A veces hay que salir a comprar muchas cervezas y meterse en un lago. A ver qué pasa.

Había visto los tubos amarillos desde lejos, cuando venía en el carro. Una imagen bonita. Una torre de tubos amarillos, montados unos sobre otros, inflados, de cara al sol.

Me subí al tubo (estaba caliente), y me quedé en el centro del lago un rato. No había mucha corriente así que nos tomamos nuestro tiempo, el tubo y yo. El agua ha enfriado el tubo. Todo quieto. Me salgo un poco del cuerpo y me veo, sentada en un tubo amarillo, en medio de un lago, rodeada de árboles que no se mueven. Una escena muy cursi. Un momento de esos en los que una se siente profundamente incomprendida, en medio de un lago, sentadita en un tubo amarillo. ¿Pensando? Árboles llorones, puentes rotos a mitad del camino, el cielo demasiado azul, garzas blancas como nubes. Todo impronunciable. Hay que ponerse bucólica. Hay que hundir las manos en el agua, hay que jugar a ser pastorcita de paisajes azules, hay que derretirse un poco, fundirse con lo amarillo del tubo.

Me pregunto por las partículas de luz que se quedaron metidas en un sombrero.

¿En dónde está lo que no se ve?

¿Tiene que ver esto con mi tesis? ¿Tesis amarilla como tubo inflado al sol? ¿Versión académica de una colchoneta en solar yermo? Puede ser. Es posible que eso sea lo que me esté pasando. Hay quienes creen en las afinidades telapáticas, aunque no se sepa bien qué carajos sea eso.

Margarita Pintado

Saturday, July 3, 2010

EXIT

Pero en la consulta del diabetólogo estaba EXIT, el cartelito.
Yo, el diabético, quisiera para siempre quedar mirando al cartelito, sin dar un paso.

Era el ajusticiamiento de un búho. Pequeños cuadraditos - azules y blancos-, colocados en distintos niveles. La calavera es roja. Y la reina que lleva a cabo la ejecución es una deformación de la Estatua de la Libertad.
Pero muñeca descuartizada sirviendo psra imitar a aquel que sacrificaron los aztecas.

Sí, yo quisiera estar frente a EXIT. Lo demás no me va a servir para nada, ni tampoco la vesica Piscis. Sería, repito, no dar ni un solo paso. Y eso es lo que estoy haciendo. ¿la vesica Piscis no se podría confundir con el cartelito EXIT. Es un cartelito morado.

Y, en un email, añade Salzano: "Eso que digo del mar es impronunciable, lo digo en serio." Y, Salzano termina el email con "un abrazo fuerte desde una colchoneta en un solar yermo".

Lorenzo García Vega

Friday, July 2, 2010

2 de Julio

Irrumpen, al despertar de la siesta, dos frases: pañuelos, pómulos, sobre la tierra; y, dos caimanes.

Vuelvo a ese tema: en un día feroz, feo y gris, ejecuta, llevando puestos unos pantalones de vaquero, una música para sordos.

A las 12 y 30 de la noche unos fragmentos de Valis: pasajes gnósticos de una novela de Philip Dick, bellamente traducidos por Na Kar, y que por email me ha enviado mi amigo argentino Salzano, el poeta argentino.

Leo: “Una noche soñé que era propietario de una cabaña, que estaba directamente en el agua, un océano en esta ocasión; el agua se extendía hasta el horizonte. Y esta cabaña no se parecía a ninguna otra que yo hubiera visto; se asemejaba más bien a una choza como las que aparecían en los mares del Sur.”

Y también, en un comentario, me dijo mi amigo argentino Juan Ignacio Salzano: “mejor sería que nos fuéramos todos juntos a algún otro lado, hacia un lugar que sólo a duras penas alguien encontraría en los mapas más a mano, en donde beberíamos y escribiríamos cerca de algún mar impronunciable y según la cadencia diagonal de su rompiente”.

Entonces, me digo sobre el anciano loco a quien llamo AND, soñando que vive en el Home viejos locos de la Playa Albina.

Entonces, me digo que ese anciano podría reinventar el fragmento que acaba de traducir el amigo argentino Na Kar.

Ahí se podría ver cómo, AND, se mete en una vejez, una vejez tan extraña que hasta se podría calificarla como vejez de orfelinato (?).

En el posible Capítulo 1, AND, metiéndose en el “mar impronunciable “ del que me acaba de hablar Juan Ignacio Salzano, intentaría reescribir una novela que yo escribí cuando tenía siete años, la novela titulada “Aquellos amores desgraciados”.

Sigo, y escribo lo siguiente: se diría que un malevo es quien… Pero, me detengo, no puedo continuar en este momento.


Lorenzo García Vega

Thursday, July 1, 2010

LA SOMBRA DE UN ANIMAL

¿Qué es lo que debo escribir?
Un cuaderno pudiera ser. / Pudiera ser un cuaderno, para meterlo dentro de la barriga – mirando las hojas, las hojas que tengo frente a mi ventana.
Pues no es que esté metido dentro de una botella – ni eso, tampoco, es lo que pretendo.
Quisiera pensar, más bien, en lo que no se puede pensar. Sí, eso, eso es lo que quiero y, además, vivir dentro de eso (¿).
Es que, lo que no tiene fin, no tiene por qué tener fin (punto interesante).
El que haya un sol, es lo que se demuestra con lo que alguien escupió dentro de un cartucho.
¿Qué cosa es no ser humano?


Lorenzo García Vega