¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Thursday, December 2, 2010

La Muerte


Ayer la muerte, vela encendida afuera. 

“Pero de repente la misma vela [una vela que se había apagado] vuelve a encenderse al otro lado de la ventana y ella se despierta”, dijo F.M. Kelli que le había sucedido a una anciana moribunda.
 
Así que ayer yo sentí todo lo contrario que sintió la anciana: al ver la vela encendida, fuera de la ventana, yo creí que era la muerte.

¿Cómo sentiría el vacío, si yo estuviera enyesado?

Nunca llegaré a escribir la novela sobre los viejos que viven en el Home de los viejos.

No hay carros policiales. Ya lo dije. No veo ningún policía por este barrio donde vivo. Ya lo dije. 

¿Y si llegara a narrar la cronología de unos perros?


Aparece lo que pudiera ser una trampa imaginativa. Pero ¿qué es lo que pudiera ser una trampa imaginativa? Pero al llegar hasta aqui’, me callo. 

Sí, llega el sol, y me callo. 

En un email me dice Kozer: “Tengamos pese a la falta de tiempo y las / exigencias de rigor del / mundo exterior toda la / paciencia del mundo / para aguardar la / alucinación en la que / el padre aparezca”

Kozer me lo dice en verso, pero yo prefiero ponerlo en verso. La versificación me pone nervioso. Es un defecto mío, ya lo sé.

El reloj, la crucifixión. Cositas para inventar un poemita visual. Me miro las manos. Ya son las 11 de la mañana. ¿Qué hago?


Narrar con sabor de anacronismo: un viejo que se suscribe a un periódico viejo, inexistente ya. Esto como si apareciera en la página de un cómic. Habría un ramito de flores. Pero ¿de qué lejano rizoma llegaría ese ramito de flores?

Olor a un cartucho, que ya no sé por cuál rincón de mí mismo pueda estar. ¿Ese padre que Kozer hace aparecer, tiene relación con el olor de ese cartucho? Pero ¿cómo puede ser eso? 


Un raro volkswagen ¿Un raro volkswagen? ¿Un volkswagen amarillo? Y si fuera así, ¿es que vuelve mi obsesión con lo amarillo? 

¿Con cuántos puntos se relacionará el amarillo? Aquel amarillo, o sea, el que se apareció cuando estuve en el Hospital.

¿Y esta obsesión, con el amarillo, no es similar a la que tuve con una colchoneta tirada en un solar yermo?


Lorenzo García Vega

2 comments:

  1. Lorenzo no mira esta parte de los comentarios, pero yo se los paso. Muchas gracias por tu interés.

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