¿Qué ha pasado aquí? ¿De dónde salieron tantos carros bancos? ¿Y los padres de palabras? ¿Y la queja de los versos? Repito, ¿qué ha pasado aquí? Escucho canciones molestadas por el susurro de una hojita clandestina. Las mesas ya no aguantan tanto peso de miradas. Cansadas están, bsucando un poco de muerte. "Velad que las velas no te quemen las manos", dijo una sombra con sombrero. Sueño con su patio, lo lleno de flores amarillas y de matas matarilelas. Juegan, ellas, y al fondo, unos perros anónimos practican ladridos. Todo tuvo miedo.
Ahora, un dibujo. Se me ocurre un dibujo. Pero no soy buena con las formas, con los trazos. ¿Un dibujo que se dibuje solo? Tengo pulso de niña arrugada, como acostada por mucho tiempo debajo del agua.
Y la imagen queriendo ser tétrica en este día de alumbramientos opacos. Y el sol, como insistiendo en besarme la frente. El sol, mancha hipócrita temblándome la idea.
Hoy hace frío.
Margarita Pintado
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