- Son ella y la otra, concéntricas. ¿Lesbianas idénticas?
Entonces la vida familiar, los recuerdos de la vida familiar, empiezan a girar.
(?).
Lo concéntrico. Pero ¿y si lo concéntrico pudiera terminar en fricción?
¿Qué quiere decir el sueño? No lo sé.
-Se amplifica, se amplifica el ruido de la máquina cortadora del césped. Y lo que resulta es el balón rebotando contra la pared, en la casa donde nací. Ese balón nunca se me ha olvidado, y con él me repetía y me repetía, siempre, un mismo cuento, idiota. Esto me hacía feliz. Fue en los años 1934 y 1935.
-¿Y si pudiera escribir sobre el silencio? Un momento, en mi niñez: era por el mediodía (3 de la tarde), e iba a salir el tren de Jagüey. Entonces había un silencio, un segundo de silencio. ¿Cómo era ese silencio? ¿Yo inventaba ese silencio? Eso sucede muy pocas veces, por supuesto.
Las medias en el suelo, sorprendidas dentro de un silencio momentáneo.
También el reciclaje de un silencio: reapareciando como una grúa silente, en una tarde lejana.
--El silenco ha dejado de ser el que experimentaba frente a la colchocheta tirada en el solar yermo.
El silencio, ahora, puede ser el del instante -puede pasar un avión- en que recuerdo a la colchoneta tirada en el solar yermo.
-En otro sueño me descubro, en una habitación, una mancha roja.
¿No existe más que esa habitación?
Lorenzo García Vega
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