¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Thursday, December 23, 2010

PRETENDO DIBUJAR


Yo no estoy muy decidido a emprenderla con una taza de café.

Yo quizás, nunca, me decida a inventar una taza de café.

Yo nunca soñé – lo que se dice soñar- una taza de café. 


Yo tampoco he soñado con cuervos, ni he soñado con tijeras que manipularan los cuervos. 

Una taza de café, repito, ha sido lo que no he sabido hacer.


Quizás en mi infancia, en Jagüey Grande, soñé una piñata en medio del patio, pero de eso nunca estaré seguro (había, de eso sí me acuerdo, una pila).


Para inventar un árbol, no sé por qué, yo tendría que inventar una taza de café.
Pero lo raro, lo que nunca podría conseguir, es extender la tela –una flora resumida en una yagua- donde algunos caracoles –viejos caracoles- tendrían el color enfermizo de un algo, cremoso por necesidad. 

Y es que, lo interesante sería es que, el árbol que está frente a la ventana de mi cuarto, dejara traducir un vacío (Esta, aunque no me lo confiese, es una de mis más persistentes obsesiones).


Pero, ya se sabe, yo no sé dibujar.


Todo lo que no he cumplido se volvió, por no haberlo sabido hacer, blanco.

Puede ser una larga enumeración.

No fue un Lunes, ni tampoco en ningún Mercado.

Repito, puede haber sido una larga enumeración. 


DIRECTORIO DE UN PURGATORIO 
Esclavo me he sentido desde ese entonces. 

Sumido entre flores sin ningún valor. 

¡A esto sí que se le puede llamar nonsense!


En otras ocasiones me reí. Esto quedó registrado en algún Directorio de un Purgatorio. Actualmente, no creo que me río.


Mata-Hari –lo supe cuando, de niño, iba al cine-, tenía grandes ojeras -¿de color violeta?-.

Matusalén, también, era un viejo muy entendido (sobre todo en humanidades).

(“Como los viejos que en el Home se odian”, es lo que suelo repetir).


Filosofía, sí que no voy a extraer de todo lo que estoy diciendo.


Hoy es un día bonito. 

Lorenzo García Vega

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