Escribo una tesis de oídas (como dice Lorenzo que a veces le pasa con algunos temas de los que no sabe saber, pero que sí saber ver, y ese es otro lío al que no le voy a meter mano ahora porque me tengo que mudar y tengo que meter cosas en cajas). Existen varios factores para que esta tesis sea así, de oídas, como por ejemplo, que cada vez que necesito uno de los libros de Lorenzo el libro x no aparece. Punto. No está en la biblioteca, mucho menos está en Amazon. En ningún lado, por lo que, el advisor de esta tesis me ha dicho que debo incluir en el primer capitulo o en la introducción, los trágicos pormenores de dar con estos libros. Menos mal que Lorenzo me surtió. Pero faltaba este.
Ellos siempre vuelven. Los libros. Son como redivivos. El libro en cuestión se llama Cetrería del títere. Lo pedí hace como un mes. Llegó hoy. Y eso me lleno de alegría porque Cetrería es uno de esos libros que Lorenzo todavía no entiende bien. Eso me dijo. Que había algo que no cuadraba, una cosa no resuelta allí.
Pues llegó, repito, una Cetrería del títere del 1960, con una dedicatoria a Armando Lorreia Pacheco, quien, según Lorenzo, nunca existió. Sí, entonces esto es muy extraño.
Mi próximo post será sobre este libro que todavía no he podido leer. También, espero poder hablar de unos tubos amarillos, unos flotadores redondos, amarillísimos, en donde yo me senté ayer, río abajo.
Margarita Pintado
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment