¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Thursday, May 27, 2010

27 de mayo, hoy es ping-pong conmigo mismo.

-¿Alguna vez existió un polvo de ilusión? Puede ser que, alguna vez, un poeta hablara de eso. Pero ahora, hablar sobre eso, ¿es montar polvo sobre polvo? Sería intentar una rara acumulación. Sería como montar vacío sobre vacío.
Oigo el ruido de un avión, descargando.

Y esas maderitas secas, en el patio, que casi no puedo soñarlas.

Entonces, resumiendo:
un polvo de ilusión / un polvo de palabra / un vacío / un montar polvo de ilusión sobre polvo de palabra / o un montar vacío sobre vacío / el ruido de un camión.

Pero lo único que se me ocurre es una rata verde comiéndose un ala. Pero esto es demasiado estrambótico. No me hace ninguna gracia. Así que, pongo mi pie sobre el acelerador de un silencio.

-Yo no sé por qué tendría que inventar una corbata / La alfombra vieja y literatosa - o sea, una alfombra inexistente-, confundida con un cepillo; el cepillo que resulta ser el que yo uso para lavarme los dientes / y una palabra semejante al instante en que me afeito, pero que no la sabría pronunciar / también demasiada espuma negra, como para poder imaginarla / y el fracaso estalla, de una manera que me da miedo.

-Me voy a salir de mi mismo - de mentirita, por supuesto-, para intentar ver algo. Pero lo que veo es un pequeño charco amarillo, al lado de la libretica donde apunto mis sueños. Hace días que no apunto ningún sueño.
Una cosa distorsionada, al levantarme por la mañana. Esto sí que es jugar ping-pong conmigo mismo. Me supongo que no es válido.

-Desde hace un tiempo, el refrigerador se me está convirtiendo en una obsesión. Hoy, al abrirlo, que encontré con el olvido -es olvido, ya que no lo recuerdo- de un trapo que tuvo que ver con una luz que ya se ha enfriado. Pero no pude orientarme. No pude ubicar nada. Allí estaba yo, frente al refrigerador, y con una historia dura, imposible de abrir.

-No me imagino lo que pudiera suceder. Pero no va a suceder nada. ¿Por qué tendría que suceder algo?
Alguna vez se miraron alegres. Alguna vez. Pero eso sucedió por gusto.

-El viaje que yo pudiera desear sería estar en un puente, mirando el agua.

Lorenzo García Vega

1 comment:

  1. se podría empolvar una ilusión? apalabrar el polvo, tal vez? no hay duda, eso sería como montar vacío sobre el vacío. mejor quedarse con un cepillo, o un ping-pong contra la pared. y no temer al fracaso.

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