Salgo de la siesta y oigo, encantado, a Julieta Venegas. Razón por la cual (aunque hay sueños muy difíciles de relatar), me relato las siguientes escenas:
escena donde la nostalgia, pues no pasa ningún enanito verde;
escena donde se me asusta la cara, por la presencia de un caballo ocupado por enanos amarillos;
escena donde un viejo del Home, con cara de actor 1920, y capa como la que pudiera usar un asesino anacrónico;
escena donde me convenzo que, aunque nadie lo crea, la Caperucita ama al lobo.
Lorenzo García Vega
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