¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Tuesday, November 30, 2010


Vuelve 1934. La calle San Lázaro. El tío Pedro, empleado eterno, con su automovilito que iba, paso a paso, detrás del tranvía.


1934. Vuelvo a pensar en la película de los hermanos Marx.

Barberán y Collar, caídos del avión “Los Cuatro Vientos”. O es que tuvieron un accidente al aterrizar.

La postal en la puerta de la casa. Es la postal del repartidor de periódicos, felicitando por la Navidad (¡tan pronto!). 

El recuerdo de Adolph Menjou y de Carol Lombard. 1934. Yo creiá, desde el balcón de la calle San Lázaro, que podría dominar el tráfico. Enfrente, en una azotea, estaban dos boxeadores. Yo les grité. 

Los vecinos, los que recibieron la visita del hombre con el mono azul, ahora se quejan de lo que les pasó anoche (a las cinco de la mañana, alguien pretendió tumbarle la puerta de la casa).


Había un auto oscuro, en el año nuevo de 1935. La calle San Lázaro. El agua de un cubo, que alguien arrojó desde un tercer piso, le cayó en el techo al auto.
Todavía recuerdo el sonido del agua, cayendo sobre el techo.

Yo debo de haber quedado muy sorprendido.


El Tío Pedro, el empleado eterno, era meticuloso. Había que lavarse las manos antes de sentarse a la mesa.

Yo, a veces, creo que KH (el Maestro Koot Hoomi) está parado frente a la casa, en la esquina. 

Ese aire especial de los domingos. ¿He perdido la conciencia de eso?
Quisiera volver a encontrarme con la colchoneta tirada en el solar yermo. Pero eso no existe ya.

Se me asoma el comienzo de una obsesión. Si aumentara, me despedazaría. Pero se disuelve. 

Es Domingo, repito.

Tengo parciales. Si mi dentadura fuera completamente postiza, podría perderla.

En este momento, ya he dejado de pensar en el 1934.

Vuelve ese amarillo que me obsesiona. El amarillo que me sobrevino cuando me operaron del corazón, y que se mantuvo después, mientras estuve bajo terapia.
Las paredes amarillas, sobre todo. Convertí al lugar donde estuve, en un lugar amarillo (amarillo, me dije, fue lo que una vez pintó un loco. Quisiera volver a ver ese cuadro).

Una fonda en La Habana, en la calle Belascoaín. Nunca estuve, con mi padre, en ese lugar, pero hay un trecho del rizoma que simula una relación entre esa fonda, y el recuerdo de mi padre. 

Me meto dentro de mi mismo, y ya no sé nada.

En el sueño estuve en un balneario. Un balneario conducido por damas dedicadas a la cultura. 

¿Dónde estaba mi amigo Kozer?

Debido a la proximidad de la partida, sentía cierta ansiedad. 

¿Es que Kozer ya se había ido? 

Lorenzo García Vega

Sunday, November 28, 2010


-A las 11 de la mañana un auto grande, blanco, parquea frente a la casa. De ese auto sale un mecánico con un mono azul. Será un amigo del vecino o un cristiano perteneciente a la misma secta donde está metido el vecino.

Pasa un avión. El mismo avión que en el recuerdo, o en la imagen, o donde sea, pasa a las 10 de la noche, o es el avión de Barberán y Collar, o es el que crea un mediodía (12 en punto) sobre el pozo de Jagüey Grande. 

Un ruido que parece como seco. Un auto que debe estar a unas cuantas cuadras de la casa.


En el sueño conque me desperté, había una silla de ruedas sobre el mármol, también apareció una plataforma deslumbrante sobre una deslumbrante bahía que nunca he visto, y que nunca veré. Había, también, una dama fílmica -pelo amarillo- que se acababa de separar del esposo que ya no la amaba.

Leo que cuando el ex-presidente Bush recuperó el sentido después de un accidente, "sus perros Baney y Spot lo contemplaban".


Pasa un ave. Pasa un carro de la policía (aquí, donde vivo, casi nunca pasan los carros de la policía).

Desde el balcón de la calle San Lázaro. 1934. El contacto con una payama de lana. Entonces una película de los hermanos Marx, y los autos, tranvías, pasando. Se hacían cábalas, adivinaciones, conjuros, con las chapas de los autos que pasaban debajo del balcón. ¿Cúantos autos repetían el mismo color? ¿Y eso qué significaba? 

Lorenzo García Vega

Friday, November 26, 2010

Los tesoros sucios ríen. Salpicados están con el agua fea que decora los canales de ese país que él se ha inventado. Como todo lo demás. 
No está bien que oscurerezca tan temprano. Porque los ojos los tenía acostumbrados a más franjas amarillas, y no a estos hilos de noche moliendo ventanas. Además, dibujar la noche presenta ciertos retos nuevos. Y estos días las energías.... 
Pero la locomotora, si pasara, cargada de tesoros sucios, destilaría alguna luz, encendería, un poco, esta pobre noche empezada a las 5:30 de la tarde. Pero ¿para qué invocar lo que no existe? Lo ido, tan triste en su marcha de campanitas. 
El gato y la jirafa se han hecho amigos. Debería explicarme, pero no es este el momento. Amenazan minutos adornados de palabras fuertes. Tengo que terminar lo que empecé, aunque se me pierdan todos los Orígenes y las fugas siembren lo suyo en esta gran pradera que es mi cabeza. 
"La ternura de los hornos", dijo el pavo. Pero antes del pavo, esto lo dijo la poeta Mara Pastor en un poema muy bonito que ahora no recuerdo. "La ternura de los hornos", como bailando con "Los caudriláteros de lluvia", también de Mara.
Tengo el mal de la combinatoria en esta noche oscura del alma, y del papel. En donde limpios puntos rayan caminitos opacos, como de cartón. 


Margarita Pintado

Hoy es viernes. Está nublado. Y pienso en franjas amarillas que temblaran un poco, sobre un fondo blanco.

Por supuesto, de lo que no voy a hablar es sobre locomotoras. Ni por asomo, me asalta nada que se parezca a una locomotora. Estoy atento a que no pase nada. Sé que no va a pasar nada.

Pero ¿de qué locomotora podría hablar? Solamente de una, en el pasado: en el Paradero de Jagüey Grande, frente a mi casa. ¿Qué más veo?
Dentro de unos minutos iré al Centro Comercial para cumplir con mi "paseo cardiaco" de todos los días.


Después, al regresar del "paseo cardiaco", oscureció temprano, con la luna desprendiendo un kaleidoscopio. ¿Para qué sirve todo?


Hay olores feos que saben a pensamientos feos pero, por suerte, apenas me doy cuenta de eso.


¿Alguna vez me he querido a mi mismo? Quizás en la infancia me quise a mí mismo.


Lorenzo García Vega

CANCION CON MENSAJE


Moriré de cara al Sol, como Martí. Y, esto, cuando sirva lo que nunca sirve ni va a servir: la pianola ebúrnea con semillas de pavo-real, amamantadas en la Provenza.

Al combate corred. No temáis una muerte gloriosa, que morir por la patria es cagar. 

Tan cierto es esto, como el hecho de que también, ya, yo soy un calvo.


LO CLARO NO ESTA CLARO

No está claro lo que está claro. No, de ninguna manera, no está claro.

Descender y descender, conducidos por un hilo. 

¡Valerse de un hilo!

Y hacia lo rocoso, negro, de lo que es el dentro de sí mismo. 

O sea, envueltos en humo viejo.

Lorenzo García Vega

-¿Por qué sigo escribiendo? ¿Qué es lo que continúo?
Vuelvo a esa fantasía de que todo se vuelve blanco, de que yo mismo me convierto en lo blanco.

-El amigo que me ha dicho que va a tener un hijo. Entonces yo sueño con el tiempo en que estuve en Venezuela. La amenaza de perder el trabajo. ¿Cuáles son los rizomas que pueden estar detrás de todo esto? 
-Orinando en la Unión Soviética. En una Residencia de Invitados. El inodoro está en medio de la habitación, justo frente a la cama.
La impregnación desprendida de un lugar donde se cagó, enfrente de los demás. ¿Esto tendrá que ver con el "trabajo voluntario" en la Cuba castrista, cuando se estaba obligado a trabajar en el campo?
-Del sueño se desprende lo siguiente: -rostro, un calvo sordo, un río. / parió un varóno o un barón que parió. / me compuso, al fin. / dando melena al momento de filmar. importaba+ regreso;
-en lo que se puede ver, se trata de un regreso, o se trata de un dado que no se mueve;
-ese petardo no tiene reciclaje que valga;
-sufrir por amor, dijo la canción que se oyó a través del calcio. no había ni una letra. era una escritura ininteligible. 

Lorenzo García Vega

En otra entrada de este Ping-Pong, le hablé al poeta argentino Garamona (quien también es mi editor de la devastación del hotel San Luis) sobre una orquesta punk debajo de la tierra. En un email, Garamona me ha contestado lo siguiente: "sigo urdiendo en la trama de los topos / que bien saben que su trabajo consiste en extraer /tan sólo una mata de pelo de las rocas.../ Ud (vos) me dirás que tiene que ver esto con la POESIA y todo lo demás".

También en un prólogo, ha dicho Garamona: "Porque vivíamos en un mundo acelerado y lleno de fantasías y a veces escribir era como detener un poco el curso de la historia."

¿Sabrá Garamona que jugamos al ping-pong en un blog? No sé si se lo he dicho.
Creo que nosotros estamos como escondidos. A lo mejor esto es lo mejor.

Lorenzo García Vega 

Tuesday, November 23, 2010

Proyecto inacabado de la ruina

"Pues repito, yo no tengo por qué hablar de la ruina...". Pero la ruina, siempre, tan perfecta en su cálculo siniestro de la resta. Durmiendo sobre todas las cosas. Arañando el tronco de los árboles. Arrugando la mirada.

1.
No, de la ruina no hay que hablar, sobretodo si es otoño. Donde pájaros y semillas. Cuando alas y picos. Y el canto de las hojas. Porque si algo hay que hacer, es darle voz a esa hoja seca. Dibujar el viento, encerrarlo en cualquier pecho, sembrar un árbol. Con todo lo absurdo que parezca, inventarse un número plástico en donde se concentre la anti-materia.


Falta poco. No se sabe muy bien para qué, pero se sabe. Falta poco. Trato de recordar lo que se quedó atrás y me asalta un rostro extraño, atrapado en un film que nunca vi. Me mira de lado, y suelta un secreto. Es un film surrealista, no cabe duda. Me robo las visiones del tren, y del pozo, y de una raya de pantalón a punto de soltar tremendo discurso. Todo se une, todo se desea, todo se rompe, todo se pelea, pero salen cosas: estación sin tren detrás de lo rosado, aviones de papel sobrevolando tu cabeza de niño, y un pozo entre tus manos. Del pozo sale una raya de rígida moda untada en vaselina: "---______-----______". La raya, elocuente, dice un saludo. El director de este film trata de representar la anti-materia. Ha pasado algún tiempo desde que recibo la visita de las anti-partículas, por lo que, practico la palabra en negativo. La anti-palabra en clave de des-lluvia. ¿Desgesto y vieja mueca? Vuelan campanas. Se vacía el sonido.


Quiero: 1. dibujar una boca escupiendo ramas secas, 2. vivir ventana, 3. saludar la colchoneta, 4. hacer el paseo circular de la pileta, 5. sentarme en el centro de un cuadrilátero de lluvia.
Pero parece que hablar de eso es regresar a la ruina. Por lo que, habrá que recogerlo todo, reclamar las frases, exigirle a la imagen un silencio de sepulcro.

2.
No sé, en este día, querer las cosas. Ellas me miran, como esperando un milagro, y yo les devuelo un vacío de mirada. Todo huye, espantado. No hay nada en el espejo, y la ventana tiene miedo. 
Y es que siguen cayendo. Yo no narro, yo reporto lo que se deja ver desde este lugar, y son hojas, hojas, y más hojas, y podría escribir la palabra hojas mil veces y tú aún no podrías ver este desfile absurdo de otoño en donde hojashojashojashojashojas hojas-hojas-hojas-hojas, hojas hojas, hojas
hojas
hojas
hojas
caen sin viento, pero caen, sumadas a esa orquesta punk de debajo de la tierra.
y yo no sé quién es el poeta Garamona, pero acabo de encontrar un verso bonito que me raya un poco algunas de mis líneas: "es que no tenía mensajes por encima de las cosas: la clave del silencio era el silencio".


Margarita Pintado

Ruinas


Con Mariano Alemany, Mangui, el amigo de la infancia que murió. ¿Hemos vuelto a la ciudad del pasado?


Hay un aire, ¡qué sé yo!, como de Ciencia-Ficción, y está el recuerdo de lo que me acaba de escribir Arcos: “Que me haya sentido o que el sentido se escape incesantemente”.


Es un inmenso, destruído, lugar. ¡Lleno de humo! Pero, con aire fílmico, el lugar. Un bric-a-brac. Por donde irrumpe, enorme, un sillón de limpia botas, también fílmico.


Mangui, mi amigo que murió, y yo, paseamos por la irrealidad,

así como antes paseamos por el pasado.


¿Hay, agrandada hasta tener el tamaño de una ciudad, una cajita de Cornell?


Por la calle Oquendo, una calle habanera, paseo con Mangui, Está destruída la calle, pero está viva la calle. Y, también, está la calle dentro de lo fílmico. 

Atravesamos, Mangui y yo, un aire de feria –feria fílmica-, y pasamos por enfrente de la casa del General Asbert, un veterano de la Guerra de Independencia cubana quien después llegó a ser Gobernador de la Provincia de La Habana, pero que después, con muchos sillones en la sala para que diariamente se sentaran sus viejos amigos, vivía en Oquendo.


Paradójicamente, es la ruina convertida en lo viviente. Paradójicamente, es la ruina sustentada por una maquinaria de la fantasía. ¿Se trata de la resurrección? ¿Qué clase de resurrección puede ser?


Este sueño me sobrevino, después de que por la noche me agarró una angustia espantosa, intolerable; una angustia y el terror a lo negro y, para siempre despedazador, de la muerte. 



Pero, después, la resurrección que tuve en el sueño fue una resurrección de hojalatería (Cornell agrandado, repito. El enorme sillón del limpia-botas).

Había unos travestis, colorinescos, paseando po un Centro Comercial. 
Había un matorral que, en Texas, me entregó Eduardo Espina. 


Yo no soy neo-barroco, me dije. Me dije, también, que Eduardo Espina podría arreglar este sueño. ¿Cómo? 

Lorenzo García Vega

Sunday, November 21, 2010

NOVIEMBRE 20, por la noche


¡Asisto a ese cómputo entre las rocas! Es increíble. Increíble el extraño trabajo de las piedras. ¿Y esto tiene que ver con el humo?

Si siguiera hurgando, llegaría a preguntarle al poeta Garamona, por esa orquesta punk que tiene que estar debajo de la tierra. 

Lorenzo García Vega

Saturday, November 20, 2010

MINI-CUENTO DESAPARECIDO


Pudiera haber sido para Marcel, el habitante del Home, el primer cuento de la temporada otoñal.
Marcel lo entrevió a la manera de un súbito, cuando subía por la escalera. 

¿Qué fue lo que apareció en ese súbito? Primero, Marcel se oyó decir, a sí mismo, que los dioses ocupan posiciones vastas (esto le recordó el pozo que estaba en el patio de su infancia). Después supo, dentro de sí mismo, sobre esquirlas, esquirlas repetidas sobre una extensión. Y al tocar el último escalón, vio sobre la pared, grabada, una vasta piscina, muy semejante a un reloj. 

Así que, aunque Marcel acababa de subir la escalera, inmediatamente la bajó, movido por el enorme deseo de correr hacia su habitación, donde escribiría un mini-cuento. Pero ¡todo desapareció! Al llegar a su habitación, los componentes del súbito desaparecieron, quedándose Marcel sin mini-cuento que escribir. 

Y, entonces, como Marcel se quedó sin mini-cuento, no supo hacer otra cosa que inventarse un sueño. Un sueño donde, por el hueco de una pared, irrumpía el hombre gigantesco, el hombre de cera. 
Efectivamente, el hombre soñado era de cera. Siempre sería de cera. Nada tiene sentido. 

NOVIENBRE 18 

-Me escribe un amigo que espera un hijo: "Te confieso que me alegra mucho que no sea cubano (...). Me alegra haberme ido de Cuba, me alegro no regresar jamás.".

-Me dice Jorge Luis Arcos: "Paso horas y horas viendo documentales sobre el Universo, o sobre los universos paralelos, y nada me reconforta más que esto. Que no haya sentido o que el sentido se escape incansablemente" Quisiera que el miedo, que siempre me ha acompañado, me dejara en paz, para poder experimentar lo que dice Arcos. Pero yo siempre he vivido achicharrado con mis obsesiones. 

Lorenzo García Vega

Wednesday, November 17, 2010

Desencuentro de un otoño


-En el otoño, en la habitación vacía, la luz de un bombillo por la tarde. También esto me recuerda al año 1936. 
Pienso en los agujeros negros.

-Espuma de cerveza, se vuelve de color anaranjado.
¿Quién será Robinson Crusoe? 
La memoria me jugó un disparate, cuando llegué a Texas, hace tres días. La extensión del otoño. Y me encontré con Margarita Pintado, en la Universidad.

-Quisiera coleccionar rizomas blancos. 

-Y la muerte? No parece que en el principio hubiese un Dios, ni parece que vamos a termirnar con un Dios. La muerte será sólo la muerte, y a otra cosa.

Lorenzo García Vega

Sunday, November 14, 2010

Flash


Es una pena que los arco iris no salgan por la noche. Esto lo pensé ayer, después de ver a Lorenzo masticando poemas y aplaudiendo al compás de otros aplausos. 

Ayer las palabras no molestaban, no mordían, no ensuciaban. Y el camino, tan largo, se hizo niño. Me quedé dormida por 5 minutos, y entendí la eternidad. Entonces, pensé que sería conveniente inventarse un arco iris nocturno. ¿Reverso de arco iris? Puede ser. La luz volteada al revés. La felpa de la luz, reseca y hueca, como agujero negro diseñado para imaginar colores que no existen. Luz informe guardada en los bolsillos de Dios. He escrito Dios con mayúscula. Puede que eso sea importante, o puede que sea sólo un resabio de domingo. 

Lo recuerdo otra vez. Sonrisa en clave de fracaso. Insulina en el baño. Cuando lo aplauden, él aplaude. Y yo creo que esto es muy importante. Bloqueo del aplauso: "No me compadezcan, he hecho lo que he querido", ha dicho en alguna entrada de este diario.

A veces, golpeaba el bastón contra el piso como tratando de invocar alguna historia rediviva. Su voz, como en juego de piedra, papel y tijera, ablandando la mirada, rebotando risas. El eco se puso nervioso y entonces, pasó lo impensable: las urracas se cayeron de los árboles, los astronautas invadieron las calles, y las naranjas sangraron por la herida, cubriéndolo todo. 

Anoche, en un sueño, me visitó una vaca colorada. Le ofrecí yerba, pero prefirió comerse todas mis ideas. Ahora espero, desierta y con un sueño de tres días, a que un golpe de bastón lejano me sacuda la cabeza. 

Anoche dormí poema. Anoche dormí como un poema. Anoche un poema me dijo un sueño: un hombre con bastón, una boina, y una camisa que parecía como pintada por algún origenista. 
"Maestro" pa'rriba, "Maestro" pa'bajo. Fiesta de relámpagos, lluvia de luces fijadas en un flash. 
Un arco iris, según el diccionario, es un "fenómno óptico y meteorológico que produce la aparición de un espectro de luz continuo en el cielo cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera terrestre." 

Ahora experimento con el sueño. Los ojos en picada, de frente a la ventana. Me cierro al paisaje, florece algo adentro. El sol rayando la mirada a contrapelo. Despierto en arco iris. Es la noche. Los ojos ya no mienten.

Margarita Pintado

Wednesday, November 10, 2010

¿UNA NOVELA AUTISTA?


La memoria de los sonidos.¿Podría asemejarse a la memoria de las sombras? 

Sonidos, sombras, ¿qué relación pudiera establecerse? 

El ruido del avión por encima del Juzgado Municipal del pueblo. Ese ruido por el mediodía,inventaba un pozo. También, enredada con ese ruido, estaba la historia de los aviadores Barberán y Collar, que es uno de los puntos obsesivos de mi imaginación.

Y ahora, en estos últimos tiempos, el ruido "blanco", vacío, del refrigerador. El ruido que no sé si habrá que inventarle una historia, aunque no sé si se le podrá inventar alguna historia.

¿Habrá algún rizoma que empate este ruido del refrigerador con aquella colchoneta, tirada en un solar yermo, que veía todos los días. 

¿Podría intentar una novela autista con todo esto que estoy diciendo?

Lorenzo García Vega

SENSACION DE UN DOMINGO


Pues resulta que estaríamos alrededor de un centro - ¿un redondel en la tierra?-, bajo la niebla de la madrugada. Aunque, pensándolo bien, esto es igual que nada. 
No vale la pena. No vale. 
Fijarse en ello es...¡Qué bobería!

Gentes desconocidas. Siempre tendrán caras desconocidas.
Siempre...
Pasa un avión a la 1 de la tarde.
Pero entonces utilizar los fantasmas, bañados por el agua fría que cae de un jarro. 
Nací en 1926. Pero ¿este noviembre de ahora sigue pareciéndose a los noviembres en que cumplía años?
Pero ¿por qué estoy intentando un blog? ¿No soy un fantasma? ¿No soy uno de esos fantasmas a los que le cae el agua fría de un jarro?
Oigo cómo, el refrigerador, echa a andar de nuevo.
¿El sonido de un refrigerador puede asemejarse a un silencio de Cage? 

Lorenzo García Vega

Friday, November 5, 2010

OTRO DIA SIN SENTIDO


Lo que percibiré hoy, un día sin sentido. Por lo pronto 3 filas. 3 filas de jóvenes altas, fondo negro.

Mi cuadro es la acuarela, donde desciende la estilizada figura rosada que va a recibir un premio. La cuestión es dar pinceladas -abajo-, en el redondel blanco y negro.

En un río, que no sé por qué se parece a un techo, un regalo que a alguien le iban a hacer. 

Un aldeano a quien le sugirieron, en azul, una historia completa que ha desaparecido totalmente - el rotar de la joven rosada, que está a punto de hacerse invisible. 

Una roca.

Los ruidos de la calle, y el poco frío de hoy. Me pregunto, no sé por qué, sobre el buen sueño donde habría un trencito.

El maniquí sube a lo alto, y se vuelve un color crema. Es como un pájaro a quien soñaran sin alas.

Por último, ¿estaré, yo, absolutamente vacío? En cualquier momento uno se muere. Eso es natural que suceda. 

Lorenzo García Vega

Thursday, November 4, 2010

Hielo

Sustraerse de un paisaje. Un proyecto. Borrarme de detrás de esta mesa y aparecer en otra, lejana, desconocida, más alegre acaso.
Las bufandas de un día claroscuro como este. Los puños arrodillados y tú no dices nada.
Sed no había, pan tampoco. Pero el frío ya ha madurado tanto. Cuadros de viento rompiendo en la frente.
Las flores se mueren, ahogadas.
Todo como tomando la forma de una afrenta.
El cuello suda ectalactitas.
Experimento con la música que no existe, pero que podría ser. Mirar una cajita de pandora sin atreverse a abrirla. Decidir un silencio. Nombrarlo. Dejarlo extinguirse, poco a poco.
Cerrar los ojos. Cerrar, también, la mirada debajo de los ojos. Fingir que me sumergo en un cubo de agua. Helada.
Substraerse de un paisaje. Cocerse el tiempo adentro. Los relojes de arena me visitan, ahora, en una playa imaginaria. Tiempo muerto. Arena mojada. Mis pies temblando hielos.
Ya nada está de moda.


Margarita Pintado

CUANDO HAY POCO QUE DECIR


-No decide nada. Nada corta. Apagados días, muertos.

El sabor de la ruina presagiado por un bicho raro, rarísimo.


Las manos, o los guantes de los días, las manos.


Lo que se despliega en el día blanco: el muerto: 20,25, 28. Algún otro llega. La sirena. A la hora de tomar café es cuando se nos advierte.

El sabor era el de la aniquilación. La ruina pertenecía al pedazo del film 1929.

Pues son terrazas con una fuerte advertencia. Aunque inútil.

-Eran las cinco de la mañana, y el ruido fuerte al que me aferré, era un ruido negro.
O sea, cuando alcé los ojos, lo negro era una fuerte penetración. 


Lorenzo García Vega

Wednesday, November 3, 2010

DIA DE LOS FIELES DIFUNTOS


La mirada de una vaca que tiene puesto un gorrito blanco. La canción vino después. Día de los Fieles Difuntos. 

 -Pasa por el pequeño vidrio el recuerdo de una lámina del Rorschach. Vuelve a asomar un ruido que no logro identificar, pero que creo pudiera instalarse en un recuerdo.
¿Un costurero? ¿Ese costurero estaba al lado de un baúl?
la risa de Chateloín -pero ¿es que, en realidad, alguna vez yo oí la risa de Chateloín-, el sastre, teniendo como fondo el cementerio de Jagüey Grande, el Día de los Fieles Difuntos. 
El agua es un río eléctrico -pero esto sí que no lo puedo aclarar.
Es como si pudiera estar cerca de algo que nunca llegó a ocurrir.  

 - Pero lo raro es que, en este Día de los Fieles Difuntos, me asalta esta cita de Boris Vian: "Una muela -dijo el señor Perle- está hecha de granos de abrasivo, que son los que hacen el trabajo por una parte, y por otra el aglomerante, que mantiene los granos unidos y que debe desgustarse antes que ellos para que puedan irse liberando. Los que actúan son los cristales, es cierto; pero el aglomerante es también indispensable; sin él, no estaría más que un amasijo de piezas no exentas de brillo y dureza, pero tan desorganizados e inútiles como una recopilación de máximas."



Lorenzo García Vega

Monday, November 1, 2010

DIA DE TODOS LOS SANTOS


-Pasear chupando un caramelo, y pensando en un delito flagrante. Pero, nunca me he paseado chupando un caramelo y pensando en un delito flagrante.


-Cuando puedo no abro las cartas. No es que no abrir las cartas implique un especial encanto, sino que esto puede añadir un poco de blanco a los días. ¿Qué quiero decir?

¿Añadir un poco de blanco es como usar unos zapatos de charol?


-Me importaría el relato de algo que no pudiera ser relatado. Ni que tampoco hubiera por qué relatarlo. Me gustaría dar la razón de cómo eso puede parecerse al agua.

-Me gustaría encontrar el rizoma que pudiera unir un túnel con un pozo. Sería un lindo relato.


-Me gustaría saber sobre un ruido plano.

Está lloviznando, y se me antoja la posibilidad de un ruido plano. 

Un ruido como sin barriga, si es que los ruidos pudieran tener barriga.

-Está pasando el carro de la basura y esto me hace soñar con un documental experimental, donde lo único que sucede es la caída de la luz sobre un radiador.

¿Qué pensaré yo, momentos antes de mi muerte?


-Hice una mezcla con unos fósforos, en una mesa sobre la cual había una taza de cafe'.

También, soñé con hacer una mezcla alquímica con varios colores.

Por supuesto que vivo sin saber lo que mi vida pueda ser.

Siempre he estado dentro de la neurosis. 



-Salió de un sobre la Bruja, la que fue hermana del Poeta.
También salen obreros de la construcción. Son las 12 del día. Esto pudiera ser el pedazo de una pieza de cine experimental.

Lorenzo García Vega

- ¿El lugar donde estuvo el Infierno? Pero, ese lugar ha desaparecido. Lo que parece que ha quedado es lo semejante a una cicatriz. 
Pero, esa cicatriz no parece señal de nada bueno. 

-Está DEURIKIA, una estación de trenes, entre nieblas.
Es el lugar donde nunca llegaremos. 
Es el lugar donde estaba lo completo. Lo completo sin lo cual, la vida, entra en la enfermedad. 

-A la muerta los ojos se le llenaron de lágrimas. Esto ha sido cuando le conté algo que, alguna vez, ella también lo supo. 
Es lo que ocurrió hace muchos, muchos años atrás.

Finaliza el mes de octubre.

Lorenzo García Vega