“El lunes me desperté a esa hora inanimada y nula en que la noche ya está por terminar y sin embargo no ha nacido el alba. Descansaba en una luz turbia y mi cuerpo sentía un temor mortal que me oprimía el alma, y el alma a su vez oprimía el cuerpo…, y hasta la menor de mis partículas se contorsionaba en el presentimiento atroz de que no ocurría nada, nada cambiaría, nunca pasaría nada, y aun cualquier cosa que se emprendiese no sucedería nada y nada”.
Con estas líneas comienza la novela de W. Gombrowicz, Ferdydurke. En el umbral del tiempo, a esa hora en que los viejos adolescentarios se despiertan, como entumecidos, practicando una finísima muerte. Exorcismo de lo que no pasa, malabarismos del alma en una noche de esas, en que el cuerpo nos queda chico.
¿Un lenguaje de la ignorancia? La práctica sesuda de un no saber mucho, de un casi saber lo que siempre se escapa, eso, la conciencia plena de no poder asirnos de una idea, por muy noble y cercana que parezca. ¿Es este el lenguaje de lo inmaduro? ¿Cabe este como idioma dentro de un cubo virtual? Un lenguaje de lo posible, afirmo. Pero, inmediatamente, dudo. Creo que estoy siendo demasiado optimista.
Pero la lengua de lo posible, aún como hipótesis, señala una ruta incierta, poblada de fantasmas con anteojos que se preparan para leer el gran texto que todavía no ha llegado. ¿Está el blog más cerca de la poesía? ¿Puede morir un pájaro aquí? Yo diría que el blog es como una sala de espera en donde algunos informantes con tendencias artísticas deciden decorar, imaginativamente, unas paredes que no quieren encerrar nada. Lorenzo, rozando la teoría. Citando de desmemoria a Deleuze: “Aquí todo cabe, todo entra, todo se conecta.” El blog es el pozo claro, y sin fondo, de donde emerge un rizoma. ¿O un cuje espiralado?
Entonces, yo creo, que todas las fotos, y todos los diagramas, e incluso, cada una de estas palabras no existen. Ellas quisieran existir, ellas querrían decir, y puede que, en su no poder decir, estén diciendo cosas que nunca nadie ha dicho. Esto va perdiendo el sentido, pero estas cosas se nos es permitida a los que “corremos” un blog.
Puede que él tenga razón, puede que el blog sea el lugar diseñado para la lectura de los nadies. ¡Cuánto hubiera gozado Macedonio con un blog! ¡Cuántas nadas acumuladas para adornar!
Margarita Pintado
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