Estos, estos pequeños robots en lila. Caminando hacia..., transversal. Esperanza que no existe, ni nunca existirá. Se oye el silencio, como siempre. Es un domingo.
En ese cielo en que se ha convertido el techo. ¿O es el techo convertido en cielo? La tos, la risa, la conversación de aquellos viejos que siguen muriéndose, después de haberse muerto ya, hace demasiados años.
O sea, de lo que estoy hablando es de figuritas fantasmas, dando vueltas alrededor de pequeños redondeles.
Pues hay demasiados gritos que, si bien se mira, sólo son demasiados puntos en rojo.
Cara amarillenta de la criatura - la felicidad que no ha tenido ninguna razón para existir.
Es el curso de lo verde. Enmarcado deslizarse donde, al alcanzar el final, se entraría -como en clausura- en lo rojo.
Esos soñados cigarros fueron femeninas figuritas grises. / Ahora no se oye la voz del mini-cuento / No se oye nada / Un a'rbol como una flecha.
Lorenzo García Vega
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