los puntos amarillos, si se amarran a las burbujas del café, pueden llegar a ser un principio de esperanza. favor de no emocionarse. por favor, es otoño, venus entró en retroceso, los niños chinos hoy no bajan una escalera.
la calma llega envuelta en un cigarro. he vuelto a fumar, yo que nunca he sido fumadora. y no sé qué hacer con estas manos que ahora huelen a humo. y no sé, francamente no lo sé, cómo conversar con mis bolsillos, qué guardar, qué sacar. algo se está quemando. y el gato duerme su siesta de las once sobre un libro de un escritor mexicano que no tiene mano, sino un garfio.
todo quiere ser especial. todo quiere como tener un brillo. y yo pienso en las voces de las cajas iluminando polvos mágicos proyectados en el techo. y yo digo en voz alta que se está formando un laberinto. aquí mismo, en esta casa. un laberinto muy bonito en donde burbujas de café, y puntos de luz animan la conversación entre un gato negro y un escritor manco con ganas de pedirle un cigarro a esa chica que, desde el otro lado de una frontera recién inventada, los mira. alucinados ojos en pequeñas llamas. fumar puede salvar vidas.
un coro de bolsillos llora.
Margarita Pintado
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