El insistente ruido de un martillo -eso es el pájaro
blanco con la bocina amarilla-, la sospecha de los días que
no contienen nada.
Un ruido que no significa, ¿qué quiero decir? Por ejemplo, para explicarlo diría sobre 2 alitas, o sobre la vela negra de la que podría partir un insecto.
Lugar, entonces, donde un mapa podría contener un lechoso buzón -lo crema: fondo que podría relacionarse con una historia del ruido.Pero ¿ es que el ruido puede contener algún relato? (el sin sentido, obsesionante, de un negro pedazo -un sin
sentido, repito, que me obsesionaría).
Después que se pasa la página principal, la página principal es blanca. Blanca, y tiene que ver con el ruido. Pero el ruido no contiene nada.
Es, para intentar explicarlo, un gato de papel -apenas existe este gato de papel- dentro de un cuadro crema (pero,repito, no tiene que ver con nada).
Por lo que, al extendernos, 2 verticales minuteros caben dentro de una cajita (yo he buscado, bajo el sol del mediodía hacia Murga, ese lugar en donde nunca estuve).
Pero ¿por qué, donde sólo hay un color, había un muro?
¿Por qué un muro, un muro que no acaba de existir? Dos pequeñas manchas de agua, en una cartulina. Y ¿ no es que uno pudiera retroceder, y retroceder, dentro
de sí mismo?
(Los libros que podrían aparecer. Pero, esto ya es otra historia).
Así que lo ocre estuvo por ser descubierto. Esto, cuando yo iba hasta el lugar -un solar yermo- donde estaba tirada una colchoneta vieja.
Lorenzo García Vega
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