Invadido por la artritis. No puedo ni moverme. Rimbaud. Viajo, viajo y viajo, por geografías exóticas. Pero viajo sin moverme. O sea, soy un viajero que no da ni un solo paso. Caído en el África de Rimbaud.
Todos se acuestarn a dormir, en el barco que está en el puerto. Yo me paseo por una calle de maderos. Hay una gran botella de coñac, en el bar destartalado. ¿Esos marinos viejos, cómo me ven? O dicho de otra manera, unos marinos viejos me ven, pero es como si no me vieran. He entrado, de cierta manera, en el país de los sueños.
Comienzo y fin.
Al llegar al exótico puerto, en calidad, por supuesto, de bicho raro, siento que, de cierto modo, he regresado al principio o, dicho de otra manera, siento que he regresado al lugar de mi nacimiento (?).
Pero, entonces, hay dos visiones. Pero ¿qué tienen que ver una con la otra? ¿Cómo, en un cuento, se pudiera meter este lío?
¡Qué extraño! Mis años los he pasado haciendo apuntaciones sobre mis años, y ahora resulta que, cuando sueño, me parece que estoy soñando por primera vez en mi vida. Pero ¿qué es lo que quiero decir?
¿Por qué estoy diciendo cosas que no sé bien lo que quieren decir?
Yo tengo que arreglarme, tengo que componerme, tengo que ordenarme. A veces siento como si todos los presentes de mi vida se fueran a meter en el saco de un rizoma. Cómo si… ¿Es que me estoy acordando de Funes, el memorioso? Pero, yo no me puedo acercar a Funes. Yo no tengo nada más que pedazos.
Lorenzo García Vega
No comments:
Post a Comment