Son los viajes que no supe vivir. Rincones de sombra quedaron, pegados a las paredes de los hoteles donde estuve.
Un zombie, que al ponerlo en el suelo no sabía hacia donde ir.
Mi vida dentro de un quirófano. Titulares, ya borrosos, sobre lamentables zonas en que no supe vivir.
Un día otoñal, con sombras. Ya se perdió. Pero en ese día -¿por qué?- fue como si todo se hubiese descubierto. Pero ¿qué fue lo que se descubrió?
Superpuesto el gran gancho negro, a la pared del hospital.
Graffiti para ser visto por espectros.
Agrandó ese graffiti que acabó de soñar. Después, lo miró.
"Autobús para la memoria". Un título.
La esperanza, en una isla donde no hay nadie.
Al despertar, sueño con papalotes.
Y una cita de Sandor Marai: "Es como la sordera. Como la sordera de alguien que conoce las notas musicales que está tocando, pero que no oye los sonidos_
L.G.V.
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