Mañana de líos, y de caras enojadas por los pasillos. Las sábanas retroceden, despacio. "De ahora en adelante tu tiempo estará muy fragmentado", dijo la chair del departamento de español durante la reunión del job search. De ahora en adelante. El tiempo, que no ha dejado de ser como una cortinita de lluvia que no moja, fragmentado. Lluvia. Minutos y segundos. Ya vivir en horas no cuenta. Los días no existen. El tiempo fragmentado y mi cara como en mil pedacitos dormidos, sobre la almohada. Despertarse es juntarlo todo para ir perdiéndolo todo, otra vez, en este viernes anti social en donde almuerzos, y citas, en donde entrevistas y reuniones, en donde caras largas enloqueciendo los pasillos. Ay, la academia. Me duele, sobretodo, en los hombros, y en un círculo que, endemoniado de silencios, ha hecho su casita entre la nuca y el cuello. Y la vecina, una señora de 90 años (¿ya dije que vivo en un home de viejitos?) diciendo que no hay nada más bonito que ver un cuerpo joven doblado por la disciplina del estudio. Encorvada, yo, sobre un escritorio, como un poema para que la vecina me vea. Y se alegre, ella. Ganas de abrazarla. Ganas de desnucarla. Últimamente, todo muy académico. Y yo, muy violenta.
Margarita Pintado
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