¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Saturday, September 4, 2010

Una Niña


Había una lámpara con los ojos de una niña.
Mientras tanto el santo, sano ruido del refrigerador volvía. 
Como si soñaran por aquí: por el lugar donde, sin estar, estoy.
Sin estar ¿por dónde?
Por 3 manchones:
Crema
Carmelita oscuro
Negro en un barquillo.
Ojos fijos en el idilio que no tuvo por qué existir.

El blanco crema –empieza el sueño- es el deslizamiento en los labios de la niña.
Pero ¡pum! (y este pum ha irrumpido sin que nadie lo invente) no es la exacta palabra.

No, pum no ha tenido por qué aparecer.

Y, al final, todo listo para el deslizamiento – lo crema se ha abroquelado. 
Ahora, yo, que tengo como un capricho (¿algo así, tengo, como la misión de derretir lo inmóvil?). 

Y me pregunto, absurdamente, por ese lugar por donde pudieron estar los ojos de la niña. ¿La niña se llamó Carmencita?

Lo otro son lagartijas, tiburones; así como lo digo. ¿Por qué? Buena cantidad de palabras tiznadas (tiznadas, sí) , y esto como si simularan el silbido de un incendio. 

Esa niña, extraída de Corot, mira fijamente, desde ese color abstracto que más pudiera alucinar.
Yo nunca he estado (pero, repito la pregunta: ¿la niña se llamaba Carmencita?) dentro de un incendio, pero sí he estado dentro del Infierno. 


LGV



No comments:

Post a Comment