todo, hoy, parece irrelevante. el vaso de agua y su círculo terrible, tan de todos los días, sobre la mesa. la madera mojada da un poco de pena. se piensa en un árbol lloviznado. esta tarde me acuerdo de la casa de mi abuela. loma verde olvidada por todos. nadie se mece en su hamaca, y a veces creo que sin hamaca, el viento ya no puede soplar. ella está ahora en un home. y esto no es ficción. ella está, yo lo sé, metida en un cubo blanco en donde camas, y arrugas, y olores, y televisores. allá todos cantan y todos están tristes. pero yo sé que su cabeza está en la loma verde, y su cuerpo blando sigue meciéndose en una hamaca. el viento salía de sus manos cada vez que se reía. ella las movía de esa forma que a veces yo imito. pero de mis manos no sale nada. una pena no haber heredado la facultad de hacer nacer el viento. la cosa es que con el parkinson sus manos ya no obedecen. y puede que ahora de sus manos salgan pequeñas tormentitas, viento cortado y recortado. a mi abuela nadie la visita. yo tampoco. y eso es mucho decir, eso es una confesión de jueves que parece de domingo. pero es que hoy todo está tan plano. todo tan falto de relieve. por lo que, hay que volver al círculo mojado resbalando lo marrón. y dejarse visitar por ella, que aparece pocas veces, pero siempre contundente. ¿puedes creer que todavía existan las abuelas? parece raro, pero es así.
Margarita Pintado
Thursday, September 16, 2010
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment