¿Y qué estamos haciendo aquí?

Pues no se sabe bien, pero resulta que al escritor Lorenzo García Vega le ha dado por intentar una novela conmigo, una estudiante graduada quien intenta, entre otras cosas, escribir una tesis sobre la vida y la obra de este señor que ahora es mi amigo. Lo que irá apareciendo aquí es, en palabras de Lorenzo: "un zuihitsu en el que fuéramos relatando, a la manera de un diario en email, el relato de nuestra relación (una relación establecida por motivo de una tesis, pero donde, lo que estaría, fuera el invento que haríamos, tú y yo, de nuestro pasado y de nosotros mismos, como dos personajes de generaciones distintas que tratan de encontrarse, inventándose."

Friday, June 25, 2010

- La presencia de la Muerte, deteniendo este día caluroso de verano.
Joaquín Galguera, práctico de farmacia en la botica de mi padre, en Jagüey Grande, aparece con el bastón que usaba en 1934.
Hoy tan pueril, mi horizonte, como la marca de tabaco que contiene la figura de Drácula.

Me explico: una chancleta rosada, desplegada sobre un fondo negro, no es otra cosa que el estrepitoso ruido de la puerta del taxi, cerrada con violencia.

Pues la historia que, dentro del bolsillo del pantalón, dibujaban dos de mis dedos, eran grandes bolsas de color crema, con fondo negro. Esa historia, como si respondiera a una necesidad absoluta, ya contenía, para siempre, toda mi vida.

Soñaba con un vampiro que, extendiéndose y extendiéndose, se convertía en un pequeño, inexplicable, “desliz carmelita”. Pero, esto precisamente no era un destino, sino una cabeza negra, preciosamente dibujada.

Y es que, sin duda, todo mundo estaría alucinado, si se lograra descubrir la geometría de la tarde.

Pero, eso sí, no me acuerdo de ninguna canción. Ni tengo la fórmula para acordarme de ninguna canción.

Verdaderamente, si se mira bien, no hay ninguna razón para que yo siga escribiendo.

¿O es que hay alguna razón?


Lorenzo García Vega

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