No hay entrada. Es un eterno caminar por la salida. Resbalar orillas. Pero no hay entrada porque no hay nada que meter por una supuesta entrada.
A la salida de la entrada saluda el sombrero del hombre de la sombra de las cinco.
Afuera un trampolín sueña con un niño. Que salta.
Salta.
Margarita Pintado
el cuaderno saluda a esta entrada que apuntada allí está.
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