Claustrofobia del lenguaje. Todo está metido adentro, y parece que alguien apagó la luz. ¿Quién se robó el letrerito del exit?
AND andando muy de prisa, mirando para atrás, entre nervioso y contento, con un exit debajo del brazo. Piensa ponerlo en una de las paredes del Home, para confundirlos a ellos, o para evitar un poco de llanto por las noches, cuando quiera abandonar el orfelinato y descubra que no hay salida. O quizá es una broma de mal gusto para los demás viejos, menos hábiles, menos “trabajados”, menos neutros que AND. Una verdadera jodienda este Atanasio. Un malevo con buen gusto.
“¿Qué hace el huérfano en el mundo?”, se ha preguntando un poeta, pero hoy es AND quien lo pregunta, mientras busca desesperado una madre y un padre que no llegan.
¿Pero qué digo? ¿Quién es AND? ¿Cómo me he metido en este relato de viejos huéfanos en orfelinatos? Culpemos a Lorenzo que ha puesto la tesis patas arriba, y ahora yo creo que el advisor y los lectores del comité tendrán que leerla al revés. Habrá que darle vuelta a la tesis, y habrá que darle vueltas a ellos también, y es posible que haya que leerla al revés. Un verdadero desmadre. Y será lindo, todos como poseídos, todos como hablando en lenguas extrañas, y entendiéndonos, al fin.
Pero me ha visitado una imagen en el sueño. Lorenzo tiene una capa, en serio, una capa como los super héroes, y al lado, la colchoneta sedienta, tirada en solar yermo, riéndose a pata suelta de nosotros.
Debemos ser uno de los cuadros que el viejo Atanasio nunca logró vender. Y se ha quedado por ahí, colgando en un paisaje que se ha resecado demasiado. No mintamos, por favor. Admitamos que todos nos hemos sentido, alguna vez, como una flor suburbana. De esto habría que hacer un mini cuento o un poema que podría ser una relectura de Baudelaire y sus flores del mal. ¿Pero quién está para eso?
Ando, estos días, un poco obsesionada con las burbujas que hace el café. Burbujas calientes de colores. Se dibuja un arco iris sobre la espesura negra, y da pena romperlo, da pena interrumpir el color para tomarse uno el café. Esto es una obsesión prestada, o contagiada. Ha sido Ana la que me ha alertado de estas burbujas de colores. Ella, también, se queda pasmada mirando abanicos. Como si creyera que las aspas cortan el tiempo.
¿Habrá abanicos en el Home? ¿Se quedarán pasmados ellos mirando los abanicos? He estado pensando también si pueden drogarse los viejos. ¿Será eso perverso? Habrá que ver.
Margarita Pintado
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